Las mafias dedicadas al tráfico de seres humanos llegan a cobrar hasta 6.000 euros a los extranjeros que tratan de entrar irregularmente en España, aunque aplican un amplio abanico de precios en función del método elegido y el origen de cada inmigrante. El delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani, reveló ayer algunas de las tarifas de la inmigración clandestina cuyos hilos mueven estas redes, que hacen pagar también a los subsaharianos que pretenden llegar a nuestra ciudad saltando la valla o a nado, aún cuando esos métodos no suponen apenas la intervención de quienes forman parte de esas organizaciones delictivas. El Barkani aprovechó una ponencia a su cargo durante los Cursos Internacionales de Verano 'Ciudad de Melilla' para abordar uno de los aspectos de la inmigración irregular que llega a ser cuestionado por parte de la población, hasta el punto de que algunos piensan que puede el argumento de las mafias es “un invento” del Gobierno central y las Fuerzas de Seguridad del Estado para explicar el fenómeno que está ocurriendo en Melilla.
En su intervención, El Barkani explicó que según los datos que han podido obtener la Policía Nacional y la Guardia Civil en las entrevistas con los propios inmigrantes subsaharianos, el precio que pagan a las mafias por llegar a la península vía aérea con documentación falsa oscila entre 4.000 y 6.000 euros. Previo pago de esas cantidades, los inmigrantes llegan directamente en avión a la Europa continental que tanto anhelan, sin tener que pasar por la penuria del itinerario y otros métodos más peligrosos.
En los intentos de entrada irregular por la vía marítima, los precios bajan a una horquilla de entre 1.200 y 1.500 euros por embarcarse en una patera con destino a las costas de Cádiz, Motril o Almería. Si el destino es Melilla, la tarifa baja hasta los 200 o 300 euros por persona, aunque en esos casos casi siempre es para subir a una embarcación hinchable, lo que supone un riesgo más elevado para los ocupantes.
Las mafias cobran por entrar en Melilla también por otras vías en las que a priori se podría pensar que no intervienen, como es saltar la valla o el acceso a nado, casos en los que los inmigrantes pueden llegar a pagar de 0 a 45 euros. Si el método utilizado es el doble fondo en vehículos, las mafias cobran hasta 3.000 euros por cabeza para habilitarles un escondite en vehículos que tratan pasar de Marruecos a Melilla.
Estas tarifas tan elevadas también se aplican a los inmigrantes sirios por intentar introducirlos en Melilla mediante el fraude documental, aprovechando que sus rasgos físicos son parecidos a los de los magrebíes, que deben pagar de 4.000 a 5.000 euros si quieren obtener documentación falsa para entrar ilegalmente en España.
Dos mafias
Ante las dudas que existen en algunos sectores respecto a la existencia de mafias que trafican con inmigrantes, El Barkani respondió con un “sí rotundo” afirmando que los informes que existen demuestran que el control de la inmigración está en estos momentos en manos de las mafias, dos fundamentalmente.
Una de ellas se centra en las redes nigerianas, que son responsables de la organización de la mayoría de embarcaciones tipo zodiac que parten de África en dirección a la península, y que han pasado de dedicarse en exclusiva a la inmigración clandestina, a convertirse en redes de trata de personas que envían a mujeres a mafias de prostitución europeas.
Desde hace alrededor de cinco años, también hay mafias de origen francófono que manejan la inmigración clandestina, que organizaban los flujos migratorios en la ruta atlántica hasta que la crisis de los cayucos permitió cerrarla, lo que derivó la presión hacia Ceuta y Melilla a partir de 2010, que ha dado lugar a la situación actual.
El Barkani subrayó la importancia de que todo el mundo esté convencido de que las redes mafiosas intervienen de manera importante en el tráfico de inmigrantes, ya que de lo contrario “eludimos una gran línea de lo que supone el trabajo” de lucha contra este problema. También insistió en que además de contener los intentos de entrada de inmigrantes en territorio nacional, también es fundamental luchar, identificar y acabar con las mafias, una labor en la que debe implicarse toda la Unión Europea.
“No hay solución única”
En su ponencia, El Barkani destacó las dimensiones del problema de la inmigración que sufre Melilla. “Lo que está ocurriendo es tan trascendental, que ha supuesto un cambio morfológico de las lindes fronterizas de Melilla”, explicó el delegado al recordar cómo hace algunos años había solo una pequeña alambrada que separaba nuestra ciudad de Marruecos, y ahora hay “una gran valla” que es necesario vigilar de manera permanente ante la presión migratoria.
Sin embargo, dejó claro que no solo con medidas de contención se arregla el problema, sino que hay que aplicar un conjunto de soluciones para modificar los flujos de una inmigración clandestina a la que Europa no se puede “resignar”. Entre esas medidas combinadas, destacó la importancia de la cooperación, la puesta en marcha de un plan de información en los países de origen y la implicación de órganos supranacionales como la Unión Europea, además de la adaptación de la normativas nacionales e internacionales relacionadas con la inmigración”.
Es necesario abordar esas medidas porque, tal y como subrayó El Barkani, la presión migratoria que sufre la valla da lugar a una “imagen extremadamente vulnerable” de la frontera melillense que es “negativa y distante de la realidad” de nuestra ciudad. Asimismo, provoca “una gran tensión” en el seno de las Fuerzas de Seguridad del Estado, especialmente de la Guardia Civil, que en 2012 sufrió la baja de un centenar de agentes que vigilaban la frontera. “Sabemos de la desesperación de los inmigrantes, pero el fin no justifica los medios”, dijo el delegado.
