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Atril ciudadano

La idea de Europa como elemento responsable

Rotundamente sí. Porque Europa es culpable si no directamente, al menos indirectamente del “problema” judío, término acuñado por la propia Europa y los propios europeos. Porque, ¿quién fue sino una potencia europea –Roma- , la que expulsó a los judíos de Jerusalén ocasionando la diáspora? ¿Cuál ha sido si no Europa, el triste escenario donde se ha representado la gran tragedia del pueblo judío, desde los pogromos de la Rusia Zarista, hasta la Inquisición en España y Portugal? ¿Quién fue si no otra potencia europea, -la Alemania nazi-, quienes paradójicamente, dio lugar a la creación del Estado de Israel con la Shoah? Y digo paradójicamente, porque si bien fueron los romanos los que motivaron la remoción de los judíos de su tierra, fueron principalmente sus herederos (los nazis), quienes motivaron en gran parte con la Shoah la creación del Estado judío. Y el término “heredero” aquí no es exagerado ni desviado, pues los nazis y los fascismos en general tenían con Roma mucha ideología y mucha simbología en común. Para empezar, la palabra “fascismo”, acuñada por Mussolini, deriva del latín fascis , que en español quiere decir haz, elemento que portaban los romanos como símbolo. La ideología fascista al igual que la romana, tenía un afán imperialista. Además, tanto los nazis como los romanos portaban en sus estandartes la imagen de un Águila, símbolo inequívoco del imperialismo. Y tampoco es casualidad el saludo con brazo en alto y a mano alzada tanto de unos como de otros.

Si Europa no hubiera oprimido a los judíos durante dos mil años, ¿acaso los judíos no se habrían sentido tan a gusto en Europa como en su propia casa, sin necesidad de emigrar en busca de un hogar nacional judío, y por lo tanto, ni siquiera estaríamos ahora hablando ni por asomo del conflicto árabe-israelí, porque este no existiría? Y en definitiva, ¿no es Europa quien se ha creado su propio PROBLEMA judío, al habernos echado de nuestra tierra y vernos así obligados a tener que convivir como minoría a lo largo y ancho de toda Europa, (de forma similar como los americanos crearon su propio “problema negro” , al arrancar del continente africano a sus habitantes para traérselos como esclavos, dando lugar posteriormente a todos los problemas civiles de la población afroamericana de color) a la vez de crearnos a los judíos NUESTRO PROPIO PROBLEMA JUDIO, y aquí también uso el término “judío” para vernos a nosotros mismos como un problema creado por los gentiles al obligarnos a ir deambulando de un lado para otro en busca de seguridad? Con todo esto ¿No deberían ponérsenos los pelos de punta a los judíos, al escuchar no las palabras “Alemania nazi”, ni tampoco la palabra “Alemania”, sino la palabra “Europa” como evocación de tanta masacre?
Y en lo que respecta al conflicto árabe-israelí, a la hora de sentir los judíos algún tipo de recelo o animadversión ¿no deberíamos sentirlo más que hacia los árabes en concreto y a los musulmanes en general más bien hacia Europa en concreto y los cristianos en general? Porque si partimos de la base de que los musulmanes son nuestros primos hermanos debido a que Isaac e Ismael eran hermanos, hijos de un mismo padre, Abraham (Ibrahim, para los musulmanes), y con quien siempre hemos tenido lazos comunes en lo que a nuestros orígenes semitas se refiere, nuestras lenguas –ambas también de origen semita- al igual que nuestros alfabetos, y nuestra similitud en multitud de ritos religiosos, pero por culpa de todas las intransigencias de la Europa cristiana señaladas anteriormente, nos vemos enfrentados a ellos, ¿no deben tanto árabes como israelíes acusar severamente a Europa de haber creado este, más que conflicto político, más bien conflicto familiar entre ambos pueblos, enviándole al Viejo
Continente de forma aunada nuestros recelos en vez de recelarnos entre nosotros mismos? Y sobre todo, ¿no debemos declarar a Europa como el mediador político, o mejor dicho, como el mediador familiar menos indicado para pronunciarse cada vez que saltan los voceros de turno del Parlamento Europeo, o los periodistas de la tergiversadora prensa europea, para criticar a cualquiera de las dos partes implicadas, cuando Europa es la provocadora de este litigio?¿No fueron los musulmanes, desde Al-Ándalus hasta Turquía, pasando por el norte de África quienes dieron a los judíos una tercera opción, la opción de sobrevivir, al cobijarlos en sus tierras, frente a las otras dos opciones que les daban los Reinos cristianos de desaparecer espiritualmente como judíos convirtiéndose o la desaparecer físicamente quemados en la hoguera?¿No fue una potencia Europea, el Reino Unido la que sentenció a millones de judíos a una muerte segura con la publicación en 1939 del Libro Blanco, acotando la emigración judía a Palestina?¿No fueron también los británicos, quienes, frustrados por su retirada forzada de Palestina, asentaron las bases para que judíos y árabes, en vez de colaborar de forma provechosa en el desarrollo de esa tierra que ahora tenían que compartir, se encarnizaran en un sinfín de guerras y actos terroristas que duran hasta hoy día? Y en definitiva, ¿no es Europa, con todas sus opresiones, la incitadora, al menos en gran parte, de ese, hasta ahora inexistente, o al menos adormecido nacionalismo judío en busca de Sión, cuando hasta entonces los judíos el único nacionalismo que poseían, al menos de forma palpable, era el de el apego correspondiente a la nación concreta de la diáspora en que se hallaban? Theodor Herzl (1860-1904) no hizo más que teorizar en su libro "El Estado judío", un sentimiento, ese sentimiento de anhelo a Sión nacido dos mil años atrás nada más ser expulsado el Pueblo de Israel de su tierra tras la destrucción del Segundo Templo.

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