Entre los que han sufrido en sus carnes recientemente las colas interminables están los melillenses que pasaron el pasado martes al otro lado para felicitar las fiestas a sus familiares residentes en las localidades marroquíes más próximas Los melillenses estamos ya metidos de lleno en el mes de agosto, el mes por excelencia de las vacaciones, y así son cientos los ciudadanos, por no decir miles, los que van a aprovechar este periodo para irse de vacaciones fuera de Melilla. A pesar de la crisis, son muchos los que han reunido el dinero necesario para que llegado este momento, no privarse ni privar a su familia de ese merecido descanso lejos de nuestra ciudad. Los destinos más elegidos son sobre todo Andalucía -especialmente Málaga y su Costa del Sol- y el cercano Marruecos, pero también hay quienes optan por destinos más lejanos y por tanto más costosos, en un mes que suele ser más caro que el resto para este ocio -estamos en lo más álgido de la temporada alta- y también mucho más masificado.
Los que se quedan en Melilla, y prefieren salidas cortas, de un mismo día o varios, y quieren pasar la frontera, cada día lo tienen más difícil porque a la llegada de miles de magrebíes residentes en Europa, que eligen nuestra ciudad para pasar a su país natal -la llamada Operación Paso del Estrecho-, hay que unirle la ralentización que provocan las obras que se vienen realizando en el paso de Beni-Enzar.
Entre los que lo han sufrido en sus carnes recientemente están los melillenses que pasaron el pasado martes al otro lado para felicitar las fiestas a sus familiares residentes en las localidades marroquíes más próximas y que el regresar se encontraron con un tapón en el puesto fronterizo de varias horas. Y es que funcionando como funciona un solo carril de entrada por Beni-Enzar, debido a las limitaciones que están imponiendo las obras, que han reducido el ancho de la carretera para poder realizar los trabajos en la otra parte del tramo, las retenciones resultan insufribles.
Y por lo visto en los sucesivas jornadas, parece que este va a ser el "pan nuestro de cada día" para todo aquel que, ya sea por ocio o por cuestiones familiares, se atreva a pasar la frontera porque si no tiene la fortuna de pillar un día sin colas en Farhana o uno de los momentos en los que aún no ha llegado el barco con los inmigrantes magrebíes, se puede topar con una de esas colas que hacen pensar si realmente merece la pena pasar de un lado a otro, salvo que sea por obligación, que esa es ya otra cuestión.
Por el momento, hasta que no acaben las obras en el puesto fronterizo de Beni-Enzar, solo cabe echar mano de la paciencia para no desesperarse.
