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La historia sobre ruedas

melillahoy.cibeles.net fotos 941 Editorial

Tampoco se debe obviar que el Museo del Automóvil de Melilla no cesa de hacer las veces de embajador melillense como se ha demostrado en los últimos años a través de su participación en encuentros de variada índole en distintas capitales españolas y en los últimos tiempos los nuevos lazos de unión creados ha sido con Marruecos El interés por conservar cosas materiales históricas, es algo innato a la naturaleza humana, lo que nos lleva también a investigar a través de elementos y objetos de otras épocas para conocer nuestros orígenes, nuestra ascendencia o quiénes fueron nuestros antepasados. De ahí la existencia de museos de todo tipo. En este caso, la noticia nos lleva una vez mas hacia el Museo del Automóvil de Melilla, que según hemos sabido por el diario ABC, acaba de ser incluido en la lista de los diez mejores del país, a pesar de que ni de lejos podría equipararse a los grandes de su género diseminados por los cinco continentes, pero que en su humildad es lo suficientemente digno para una ciudad de nuestras características. No obstante, continúa siendo una hormiguita ante elefantes ante museos del automóvil como el de México, impulsado por Arturo Pérez Gutiérrez, el Henri Malartre a 155 kilómetros al norte de la ciudad de Lyon, los grandes centros museísticos alemanes de Mercedes Benz o Porsche, la Ciudad del Automóvil de Mulhouse que con sus más de 400 vehículos es el más grande que existe, el Museo Mullin en California, el Museo del Patrimonio de Nissan de Japón, sin descartar las impresionantes colecciones privadas como la del Sultán de Brunei, quizás la más espectacular del planeta, ya que su propietario durante varios años ocupó el primer lugar del ranking de la famosa lista Forbes de las fortunas más grandes del mundo. Digna también de mención la colección del Rey Mohamed VI de Marruecos, cuya afición por los automóviles le viene heredada de su abuelo, Mohamed V.

Y es que el mundo del coleccionismo automovilístico, así como el de otros sectores o disciplinas deportivas como ocurre en el caso del golf, estaba reservado a una determinada élite social y económica, pero en los últimos años se están popularizando y ganando progresivamente adeptos.

A nivel local el impulsor indiscutible del coleccionismo automovilístico tiene nombre y apellidos, Miguel Angel Hernández. Un melillense que siente gran pasión por los vehículos sobre ruedas. Su primera pieza un Mini Cooper que adquirió a través de una oferta por 40.000 pesetas de la época. Pagó al contado 20.000 y el resto en cuatro letras de 5.000. Por entonces, tenia 14 años. Unos años después, el coleccionista ha logrado reunir 31 coches y 21 motos de indudable valor histórico. Por tanto, sin su ilusión, constancia e inversión no existiría el actual Museo del Automóvil de Melilla. Tampoco hay que obviar, ya que sin el apoyo institucional que desde hace ya unos años está recibiendo a través del convenio firmado por la Asociación de Amigos del Museo del Automóvil, con el Patronato de Turismo, cuyo presidente Javier Mateo es otro de los grandes aficionados a los coches clásicos y antiguos, es posible que no hubiera podido mantenerlo abierto al público.

Una iniciativa, por tanto, que contribuye, sin duda, a recordar, investigar y analizar la Melilla de los dos últimos siglos, a través de estas joyas sobre ruedas utilizando como vehículo el automóvil y que no se considere como una exposición privada o un garaje de vehículos antiguos, sino como un ente vivo y dinámico en el que pueden participar y colaborar, tanto propietarios y aficionados, como el conjunto de los melillenses y visitantes.

Tampoco se debe obviar que el Museo del Automóvil de Melilla no cesa de hacer las veces de embajador melillense como se ha demostrado en los últimos años a través de su participación en encuentros de variada índole en distintas capitales españolas y en los últimos tiempos los nuevos lazos de unión creados por ese ilusionado y magnífico equipo que lidera Miguel Angel Hernández y entre los que se encuentra el eficaz, Federico Navajas, ha sido con Marruecos, impulsando las necesarias relaciones que deben existir entre ambos lados de la frontera, y es que quien todavía no vea que el incremento y fortalecimiento de relaciones de todo tipo, y sobre todo las empresariales y económicas que se derivan de las sociales o culturales, son de vital importancia para el futuro no sólo de Melilla sino de toda la zona colindante, es de una falta de visión insostenible.

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