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Un 'aldabonazo' del Rey

El Rey Felipe VI ha expresado al presidente del Congreso su deseo de entrevistarse con los líderes de los grupos parlamentarios en las próximas semanas. Esta será la primera vez que una iniciativa tal se produce de manera sistemática -todo es nuevo, claro, en el trayecto del flamante jefe del Estado español–,.. …aunque lo previsible es que tanto los representantes de Amaiur como los de Esquerra Republicana de Catalunya rechacen acudir, cuando les toque, al llamamiento de La Zarzuela, según creen fuentes parlamentarias. En cualquier caso, lo más relevante, a efectos informativos, es que esta iniciativa del Monarca se produce en un momento de inestabilidad de las formaciones políticas y cuando empiezan a resonar tambores de reforma a fondo tanto de la ley de partidos como de otras leyes y costumbres que tienen mucho que ver con la profundización democrática.

Quienes van observando a fondo y desde cerca el comportamiento de Felipe de Borbón ya como Rey piensan que este se limitará a 'escuchar más que hablar' acerca de los planes que cada líder parlamentario pueda tener para el futuro. En todo caso, constitucionalmente al Rey no le compete ni siquiera sugerir medidas concretas para una reforma política, aunque Don Juan Carlos I sí habló mucho, especialmente con los responsables de Partido Popular y PSOE, de la necesaria 'unidad' en la defensa de la Constitución y de la integridad territorial. La Constitución, en este sentido -el papel del Rey- es ampliamente interpretable, a mi juicio, y permite una involucración del jefe del Estado en asuntos que no supongan el gobierno directo de la ciudadanía.

Pero, además, los partidos políticos españoles viven bajo el terremoto ocasionado por las elecciones europeas del 25 de mayo pasado; en menos de tres meses, el descalabro sufrido por los dos partidos nacionales mayores, el ascenso, mucho menor de lo previsto, de IU y UPyD y la irrupción de 'Podemos', ha hecho que los 'estados mayores' del PP y, sobre todo, del PSOE, pero también de las propias UPyD y, desde luego, Izquierda Unida, se pongan a reflexionar.

El nuevo secretario general socialista, Pedro Sánchez, quiere iniciar el curso político con una batería de propuestas regeneracionistas, que, silenciosamente, junto a su previsible anuncio de que concurrirá a las primarias, prepara en estas jornadas de vacaciones. En el PP también se espera algún movimiento del habitualmente inclinado a la quietud Mariano Rajoy. En UPyD se registran cambios en los 'segundos escalones' y un movimiento que pide a Rosa Díez algún acercamiento a otras formaciones, como Ciudadanos de Albert Rivera: así lo acaba de pedir, por ejemplo, una de las figuras más emblemáticas de este partido, el eurodiputado Francisco Sosa Wagner, aunque lo cierto es que la señora Díez viene rechazando sistemáticamente cualquier aproximación a otros partidos. Pero la 'bomba Sosa Wagner', bajo la forma de un artículo periodístico, ha hecho, aseguran, temblar los cimientos del partido centrista de Rosa Díez, que probablemente haya interpretado la idea expresada por el eurodiputado como una crítica a ella misma.

En IU se está dando, de la mano de algunos diputados jóvenes, liderados por Alberto Garzón, un curioso proceso de echarse en los brazos de 'Podemos', cuyo líder está extremando, a este respecto, las cautelas verbales. Pablo Iglesias sabe perfectamente que los momentos de bonanza, en cuanto a expectativas de voto, que vive su partido pueden muy bien ser coyunturales, e irse desinflando ante la patente falta de organización interna, que es el talón de Aquiles de 'Podemos'. En cualquier caso, al no tener actualmente representación parlamentaria, 'Podemos' estará fuera de la ronda de entrevistas de Felipe VI, al menos en principio y 'por ahora', según una fuente cercana a La Zarzuela que añade que 'todo es posible, aunque no sea, de momento, probable'. En La Zarzuela se interpreta que la fotografía de Pablo Iglesias con el Rey beneficiaría mucho más al primero que al segundo.

El gesto de Felipe VI, que oficialmente se inscribirá dentro de la 'normalidad' que supone que el Rey se entreviste, uno a uno, con los líderes políticos, es, en realidad, un aldabonazo en una situación que, en los días en los que presumiblemente comiencen las entrevistas, estará dominada por lo que vaya ocurriendo en Cataluña, donde las cosas están muy fluidas, comenzando por las cifras de asistentes a la Diada, dentro de tres semanas, y no digamos ya por los avatares en torno a la pretendida consulta secesionista de Artur Mas. Ello, junto al evidente clamor que habla de una necesaria regeneración de la política española -y fue el Rey Juan Carlos el primero en lanzar al ruedo la palabra 'regeneración', en su mensaje de la pasada Navidad–, concede una importancia peculiar a esta propuesta del Rey, que ya se ve que no ha llegado al trono para quedarse de brazos cruzados. Y es que todo, todo, en la política española, va tomando carrerilla para una espectacular arrancada en septiembre. Que sea para bien.

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