Este tipo de apuestas son las que hay que introducir, tanto en éste, como en otros eventos que se celebran a lo largo del año y que, en algunos casos, permanecen inamovibles en el tiempo y por tanto resultan trasnochados y aburridos como todo aquello que no evoluciona. Un poco sorprendidos quedaron aquellos que en los primeros días de agosto comprobaron al pasar por la plaza de San Lorenzo que ya se estaban instalando las casetas en el recinto ferial. Un lugar que desde el año 2008 se habilitó para que desde entonces fuera la sede permanente de la Feria de Melilla, que hasta entonces y durante décadas se asentaba en el recinto del céntrico parque construido por iniciativa del general de división, Venancio Hernández y Fernández, comandante general de Melilla. El también presidente de la Junta de Arbitrios puso todo su empeño para transformar en parque un lugar que, antes de su inauguración en mayo de 1902 como el “pulmón de oro” del centro urbano de la ciudad, gran parte del vecindario de la época lo utilizaba incluso para arrojar los residuos sólidos.
Ahora, con el nuevo recinto ferial de San Lorenzo, se cubrió una antigua demanda de quienes por un lado sufrían con el deterioro que la instalación provocaba en los jardines y por otra, de los vecinos de las calles adyacentes agobiados por ruidos.
La nueva sede acoge en esta edición a 22 casetas de las que trece se han adherido a la novedad ferial 2014, es decir, al denominado “Día de la Tapa” que respaldado por Francisco Díaz se celebrará el lunes 1 de septiembre. Una jornada en la que aquellos que acudan para disfrutar de los festejos patronales podrán beneficiarse de una ventajosa oferta para sus bolsillos, ya que por tan sólo un euro se ofrece una bebida acompañada de la tapa del día. Una forma de intentar sacar al real de la feria al mayor número de personas en un lunes habitualmente flojo tras el fin de semana inicial. Una medida imaginativa y novedosa que muy posiblemente obtendrá su merecido respaldo por parte del público melillense y de los visitantes que se desplazan durante la primera semana de septiembre a la ciudad para participar en su gran fiesta anual. Una significativa reducción de precios encaminada a promocionar el lunes de feria. Este tipo de apuestas son las que hay que introducir, tanto en éste, como en otros eventos que se celebran a lo largo del año y que, en algunos casos, permanecen inamovibles en el tiempo y por tanto resultan trasnochados y aburridos como todo aquello que no evoluciona.
Una Feria que, a su término, dará paso al nuevo curso político postvacacional en el que tanto Melilla como el resto de ciudades y poblaciones españolas se enfrentan a las elecciones autonómicas de mayo de 2015 que, aunque parezcan algo lejanas, están a la vuelta de la esquina. Una cita electoral de enorme importancia y trascendencia en la que todos nos jugamos mucho de cara al futuro tanto político como al socioeconómico de los próximos cuatro años.
