Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
Logo de Melilla hoy

Atril ciudadano

Los intereses taurinos obstruyen una educación anti-violencia

El mayor rechazo de la sociedad a las guerras y los espectáculos crueles en los que se torturan y matan animales por lucro y diversión, debería generar una actitud menos tolerante con la violencia que sufren los animales y degrada a toda la sociedad. Sin embargo aunque algunos festejos crueles como el lanzamiento de una cabra del campanario de la iglesia de Manganeses, … …ya no se permitan, otros como el “Toro de la Vega”, que consiste en perseguir a un toro por el campo hasta matarlo con una lanza para disputarse sus testículos como trofeo, encuentran su justificación en las corridas de toros y siguen contando con el suficiente apoyo institucional, representado por intereses taurinos, que no permiten educar a la sociedad a valorar por igual a todas las víctimas de la violencia, impidiendo la adopción y ejecución de una verdadera ley estatal de protección animal, acorde con una sociedad democrática evolucionada que respeta los intereses de los más vulnerables.

Si podemos establecer que somos lo que comemos y rechazamos la violencia relacionada con el consumo de carne, también debemos dejar vivir a los demás. Si nuestros alimentos son nuestra medicina, también pueden permitirnos redefinir el significado de lo que llamamos diversión y lograr alimentar el espíritu, o el alma, aprendiendo a apreciar los alimentos obtenidos sin violencia ni crueldad. Si realmente somos seres compasivos, cada uno de nosotros debemos ser parte de la solución y pedir la abolición de las corridas de toros y de toda su simbología supremacista que hace una fiesta del dolor, centrando nuestros esfuerzos en debilitar los cimientos políticos y económicos que hacen posible que perdure un anacronismo de nuestro pasado sangriento que no tiene lugar en una sociedad que se autodefine como moderna, democrática y solidaria.

Según las encuestas el 68% de los españoles no están interesados en las corridas de toros, siendo los jóvenes y las mujeres quienes menos las apoyan. Los catalanes y los gallegos, con el 81 y el 79%, respectivamente, son los que están menos interesados. Otros datos reflejan que el 82% de los españoles no han asistido nunca a una corrida, mientras que el 87% condenan el sufrimiento animal en los espectáculos públicos. ¿Merece entonces la pena el enorme gasto que supone cada corrida de toros, merece la pena el dolor gratuito infringido a un animal inocente, merece la pena el legado “cultural” y social que dejaremos a las futuras generaciones en este país? Sinceramente la respuesta es no. Lo que merece la pena es evolucionar hacia el respeto, hacia el amor a los animales, hacia la verdadera cultura que hace a las personas mejores, no sólo ante los demás, sino también ante la naturaleza y la madre Tierra.

Loading

Más información

Scroll al inicio

¿Todavía no eres Premium?

Disfruta de todas
las ventajas de ser
Premium por 1€