Un año más llega puntual un nuevo septiembre, con multitud de connotaciones de todo tipo. Normalmente a la mayoría de españoles y melillenses se les habrán acabado las vacaciones, llega de nuevo la reanudación de un nuevo curso escolar y por la ineptitud, irresponsabilidad e ineficacia en sus mandatos, muchos de nuestros gestores políticos condenan a multitud de niños a barracones. La Administración (todas) no “tienen dinero” el saqueo a las arcas es continuado. Otros, al “currele” el que tenga ese “privilegio” aunque le paguen un contrato basura de cuatro horas jornada y trabaje siete, o como han denunciado algunos conductores de ambulancia, mientras no trasladan a algún paciente y si no que espere, que tienen que mantener y cuidar el huerto del jefe que para eso lo es, faltaría más.
Los políticos también vuelven y los del P.P con muchas fuerzas, ánimos renovados. Dice Mariano que ya no son “brotes verdes”, sino raíces profundas muy bien agarradas a tierra y que está convencido de su fertilidad (eso último si no lo ha dicho, seguro que lo piensa), además dice también que quiere “regenerar la política” y a ¿Algunos políticos no?, la mayoría si se fuesen ayudarían a esa regeneración. Además, reforma electoral al canto y a gusto del reformador que se les acaba “el chollo”.
Pero bueno, yo quería escribir algo sobre la feria, esa Feria de nuestra Patrona la Virgen de la Victoria, empezó creo que en los dos últimos días de agosto y continuará la primera semana de septiembre. Como los melillenses habéis sido buenos ahorradores, os habréis guardado algunos euros, para disfrutar estos días con total merecimiento en las diferentes casetas a quienes les vaya esa marcha por sevillanas, según veo y leo mayormente eso es lo que se baila, de las buenas tapas como siempre de nuestra Melilla, y si en determinados sitios solo te cobran por cervecita y tapa UN euro ¡Al ataquerrr! Como diría Chiquito.
Envidia me dais paisanos, recuerdo aquellos suculentos “pinchos morunos” con su especia más o menos picante al gusto, elaborados en esas nafes con carbón (si no se escribe así me corregís) y luego ya de madrugada un buen té con “yerba buena” bien azucarado y esas ruedas de churros o porras inigualables, supongo que esa tradición que yo disfrutaba en los años 50 y 60 junto a familia, amigos y novia se seguirá dando.
Algunos desempleados, tendrán la suerte de encontrar faena por lo menos estos días trabajando en algo relacionado con la feria, algo es algo amigos. Al parecer, y lo he leído, existe algo de polémica por su ubicación en esa Plaza de San Lorenzo que no tengo el gusto de conocer y muchos añoran las casetas en el Parque Hernández. Yo recuerdo la Feria melillense de los años 50 y 60 solamente, donde el circuito principal de atracciones lo montaban en la Plaza España (sino la mejor, por lo menos una de las mejores plazas de la Patria).
En aquellos tiempos decíamos los “cacharros”. Mira por donde, recibo hoy un correo de mi buen amigo Paco López García (pongo el 2º apellido, para no confundir con otro Paco López, él y yo nos entendemos), pues eso me dice Paco que este año no, porque su nieto aun es muy pequeño, pero que en el 2015 lo llevará a montarlo en “los cacharros de la feria”, qué grande Paco, ya verás como disfrutáis, lo digo por experiencia.
Ya hablando de “cacharros” en aquellos tiempos adolescentes y juvenil a mi lo que más me gustaba (además del baile) eran las barcas, unas barcas sujetas con unas barras de hierro y que con una soga bien gorda la elevábamos los que nos montábamos por pareja, por lo menos el feriante ahorraba o no gastaba energía eléctrica, competíamos unas barcas con otras en su elevación manual, también teníamos balancé (una especie de barcaza) que te daba un “gustirrinín” en cada bajada que lo combatíamos mirando al cielo, pasaba lo mismo en la gran noria. En los años 50, incluso, existían unos cacharros cuyo motor eran los brazos del dueño o su hijo, unos aviones de madera y noria pequeña que a golpe de tambor y empujones giraban y giraban sin ese consumo eléctrico, les servía para mantenerse en forma.
Durante unos meses antes, teníamos la feria de diferentes barriadas, que yo recuerde y perdonad si me como alguna, eran en el Real, el Hipódromo, Barrio de la Victoria y Cabrerizas. Allí, lógicamente iban menos atracciones y entonces solo existía una Caseta Municipal bastante grande, con mesas y sillas de aquellas rudimentarias de listones, un escenario donde muchos conjuntos melillenses imitaban a sus ídolos y los nuestros, eran los tiempos Ye-Yé, de los pantalones campana, pelo algo largo y buenas patillas. Teníamos buenos conjuntos locales imitadores de Los Brincos, Los Sírex, Los Mústang, Fórmula V y los Pequeniques. También los había solistas y le pegaban bien a los Raphael, Adamo, Miguel Ríos o Nino Bravo y por las féminas Karina, Lulú, Gloria Bautista o Carmen Sevilla. Entre cerveza y cerveza nos arrancábamos a sudar con los sueltos y si tenías suerte de que alguna chica aceptase tu ofrecimiento, llegaba el gran “momento agarrao”, lo malo eran esos sudores anteriores.
Recuerdo que en esas casetas hacían concursos de baile para los más decididos, con ritmos de salsa, pasodobles, tangos y vals. En unos descansos también llegaba la elección de las diferentes Misses, la Miss rubia, morena, simpatía, etc. Recuerdo que un tal Pepe unos cuantos años mayor que yo, era un especialista, el muchacho era alto, moreno con bigotito de actor de la época, solía vestir pantalón y camisa negra y botines a juego, casi siempre ganaba, lo cuento porque estando yo de Cartero en Manresa me lo encontré allí en el cuartel de la policía “armada” (los grises de aquellos tiempos, como mis hermanos Paco y Rafa).
Echando la vista muy atrás, recuerdo con mucho agrado aquellas tómbolas, con sus sorteos y premios “in crescendo”, ¡La Tómbola del Cubo, la que siempre toca, sino un cubo una pelota!, ¡Acércate rubia, mira que regalos y añado una cubertería y además te regalo dos tiras!, era un fenómeno el locutor. En una de ellas recuerdo los cantes de Pepe Palillos, sobre todo su canción ¡Ojos Negros!, a este conocido personaje lo volví a ver después de un montón de años en Castellón capital, acompañando una noche un paso en Semana Santa, él con sus palillos, luego lo volví a ver en Alcalá de Chivert también de Castellón, población cercana a Peñíscola, me dijo la Directora de la oficina de Correos que vivía allí con su madre, al poco tiempo volví por allí y me dijo que había fallecido. ¿Quién no se acuerda del Tren de la Bruja y sus escobazos?, menuda “mala leche” tenía el menda, nuestro triunfo era cuando le arrebatábamos la escoba y entonces cogía otra y te daba más fuerte. Son anécdotas de aquellos años que no volverán, donde con muy poco disfrutábamos mucho.
Ya lo dejo aquí, porque con tan buenos recuerdos y tanta nostalgia me viene el lagrimal a flor de ojos, así como también esos buenos sabores y olores gastronómicos de los pescaitos fritos, a la plancha, las almejas, coquinas y tantas tapas autóctonas melillenses de nuestros tradicionales bares, muchos ya desaparecidos como bien recuerda el amigo Farid. Ese recuerdo de la amistad, de vecinos y amigos escolares, del fútbol, de otros barrios, de la familia que aun me queda por Melilla y el gran recuerdo de los seres queridos que nos abandonaron y reposan en ese Campo Santo de la Purísima, Cementerio de Héroes ¿Oficialmente para cuándo?, me uno a Juan Aranda en ese sentido reivindicativo más que justo. Lo dicho amigos y paisanos, que disfrutéis mucho y que no se de ningún tipo de incidente por parte de los impresentables de turno, que la disfrutéis en paz, con salud y alegría.
