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1599. Primer Duque de Lerma: Corrupción

melillahoy.cibeles.net fotos 1006 Juan Canto web

Despedían calor los restos humanos de Felipe II cuando el neonato monarca Felipe III prescindió de los servicios de don de Cristóbal de Moura para entregar la suerte de España a don Francisco de Sandoval y Rojas (1553-1625) marqués de Denia, futuro duque de Lerma. Felipe inauguró la serie mediante cédula real expedida en 1599. El valido barajó la vida del nuevo monarca Austria y el patrimonio de la nación a tenor del propio antojo e interés durante dos décadas. Fue encarnación viva, ejemplar, del político hábil en invertir el orden de los valores: servirse del Bien Común en beneficio personal, en lugar de cumplir con la ética de realizar desde el poder el Bien Común del pueblo. Reunía los requisitos esenciales para lanzarse a la aventura del gobernar y explotarlo con avaricia a título individual. El árbol genealógico le injerta dentro del tronco de Fernando el Católico. Utilizó la estirpe medieval para celebrar nupcias sacramentales con Dª Catalina de la Cerda, hija del duque de Medinaceli. Reunió: nobleza, riqueza, amistad personal, íntima, con el joven rey Felipe III. Trilogía fuentes de sus ambiciones. Educado por su tío Don Cristóbal de Rojas, cardenal de Sevilla, parecía optaría por la vía eclesiástica.

La singular figura del duque de Lerma, malabarista consumado del gesto y de la palabra rompe moldes: servicial, prudente, diplomático, apariencias virtuosas, orientó a España durante veinte años. Fiscalizaba todo. Alejaba a los competidores enviándolos fuera de la Corte e incluso de territorios españoles o asignándoles embajadas en países extranjeros. Limpiaba la hoja de ruta de desestabilizadores. Surgieron los llamados “políticos periféricos”. Analistas del pasado hispánico lo encasillan dentro del inmovilismo, produjo una “generación perdida”. Si otros políticos exteriorizaban la personalidad-poder construyendo castillos, palacios, mansiones solariegas, fincas…el duque, en cuestión, hizo algo sin precedentes: la ciudad de Lerma. El urbanismo arranca y acaba en el palacio ducal, edificado inspirado en los cánones de los Austrias. El proyecto diseñaba palacios para la nobleza doblegada a las metas del duque, el cual por pasadizos aéreos (eco de la arquitectura musulmana) conectaba con los monasterios, ciertos historiadores del arte los juzgan “escudos espirituales del potente valido”. Una vez más la estética arquitectónica padeció la desnaturalización impuesta por la egolatría política.

Lerma para impedir el desmantelamiento, total, de la hacienda propia y al mismo tiempo evitar ser recluido en prisión jugó, una vez más, con la voluntad del débil rey Felipe el cual obtuvo de Pablo V lo creara cardenal. La sátira popular usó crueldad al finalizar la privanza del primer duque de Lerma:”Para no morir ahorcado el mayor ladrón de España se vistió de colorado”. Viudo y ordenado sacerdote asistió a la revisión de su fortuna decretada por los nuevos gobernantes. Fijaron los objetivos de rescatar las riquezas del patrimonio nacional, indebidamente apropiadas. Lección de Buen Gobierno, eliminar la corrupción.

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