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El rincón de Aranda

Por favor, que alguien controle a esta gente que nos han descontrolado

melillahoy.cibeles.net fotos 1013 Juan Aranda web

Uno que fue un capitoste ha dimitido temporalmente, del partido de la gaviota, -¿o es pavana?-. Ahora el jefe y adláteres ya no tienen que temer que se levanten las alfombras, y aparezca la detritus, la mierda, y la asquerosa gusanera, que tan bien tapadas las tienen. “El Padre Padrone”, con su bigotón zarzuelero, que fuera jefe de ese dimitido, y amigo y colegui del cazador de hipopótamos, leones, y algún cornúpeta en Tanzania y Namibia, debe estar “abochornaíto”, por el uso que han hecho éstos dos “compadres” y 84 más, de esas tarjetas guarras. Yo, como españolito de a pinrel, creo que a estos sinlachones, aparte de que devuelvan lo que han trincado, no se les debe aceptar sus dimisiones, y menos las “temporales”, porque cualquiera puede entender que es algo “post scriptum”: “Me voy, pero ¡ojo!, no del todo, ¡eh!”. Pues no señor, hay que echarlos a todos, pero ¡a la puta kk!, y se acabó; como al secretario de organización de los curritos, expulsado de la mano en la rosa, que no de los vientos, que tenía predilección por un hotel madrileño de 4 estrellas. Otro cofrade de éste, ídem de kk, que pagó 11.400 eurazos en otro hotel en una estación de cercanías. La ex-directora gerente de una Obra Social de la Caja de la Villa y Corte, que se gastó en un hotel de Chiclana unos 45.000 euros, repartidos en ocho gastos; o el que hizo la tourné, con la tarjeta guarra en la mano, a Lloret de Mar, La Coruña, Sevilla, Formigal, Ajo, Burgos, Ribadedeva. Todos los que hemos visto recortados nuestros derechos, como la Educación, la Sanidad Pública, los minusválidos, los ancianos, los padres de familias en paro, que en sus hogares no entra ni un puto duro, que carecen de comida para darles a sus hijos, los pobres vergonzantes, los desahucios de ancianos, porque sus casas de beneficencia municipal, en Madrid, por ejemplo, han sido vendidas a fondos buitres, cosa que a éstos les importa una mierda que una anciana solitaria y enferma de cáncer, llore de pena, porque la echan a la puta calle, aunque la alcaldesa, esposa del “Padre Padrone”, y sus asesores, estén al loro. Todo esto ha sido depositado en la letrina, ergo depósito de mierda, que dejaron en la caja del banco que han engañado, burlado y “mangutado” a miles de compatriotas, -¿hay que decir hipotéticamente?-, por la acción del caso del cazador de hipopótamos, y algún que otro consiliario del “todo está pagado”, o por la omisión, de los que tenían que controlar que toda esa mierda no se llevara a cabo. Todos los demás nos sentimos estafados, engañados y puteados; y aún más, los que esperan cobrar lo que invirtieron en las llamadas “Preferidas”, con los ahorros de todas sus vidas. Fíjense que ese cofrade, ¡manda cojones!, se gastó en una de sus cacerías, en el África Tropical, -suena a la música del Cola Cao de los 50- lo que una viuda de un currito normalito, cobra en un año, como lo que se “fundieron” los representantes “kk”, de currantes, en la larga lista, vergonzosa y asquerosa. El que manejaba el jurdó de la gaviota está en “Villa Candado”, sin soltar prenda, y el “Sujeta Calzones”, campando con su melena al viento; y todo eso sin contar la “chorraera” de Valencia; la sinvergonzonería en la tierra de María Santísima de los que portan el capullo y la rosa, junto a los representantes “CoCos”, todos ellos izquierdosos, y mierdosos; también los hijos sin honor, del Honorable “Yoda”, hombre bajito, con sus inspecciones de coches, sus empresas volátiles, y la abuelita cabreada, que a la salida de la tahona manda a la mierda al periodista que le pregunta; y demás escándalos en la Cataluña de los patrioteros y chauvinistas, por citar solo los más conocidos y llamativos, son una buena muestra de casos del corrompimiento, y el soborno diarreico en la clase política, que cabrea a cualquier ciudadano honrado, honesto, digno, decente, cumplidor, e íntegro. En esta letrina de crisis económica y desempleo, que entre todos ellos han provocado, y con la corrupción, que podemos ver a diario en los papeles, es muy comprensible que cuando leemos algo sobre los productos de matanza pueblerina, de las tarjetas incoloras del Montepío que fundó el Padre Francisco Piquer en 1702, que yo las llamo “guarrindongas”, por asquerosas que son, haya provocado el gran cabreo de la ciudadanía; porque cuando la mayoría de nuestros jóvenes, incluso los que han terminado, cum laude, sus estudios universitarios, estén trabajando, -los que pueden-, por menos de mil euros al mes; y unos “capullos de mierda”, que por el simple hecho de tener buenas relaciones con los partidos, con los sindicatos, o la patronal, hayan podido estar tirando de tarjeta, sin darle cuenta a nadie, es lógico que provoque ese cabreo. Indignación que se hace aún mayor cuando sabemos que ellos, los que aconsejaban, y los ejecutivos de esas tarjetas apestosas, han estado al frente de esa caja durante el periodo que la han llevado a la quiebra, que solo con la intervención del Estado se ha podido evitar; y como saben el Estado somos todos, como Hacienda, y si no que se lo pregunten a Montoro, o a “Don Tancredo” Rajoy. Si el Padre Piquer levantara la cabeza cuando la fundó, prestando dinero a los más necesitados; y más tarde lo prestaba garantizado con “alhajas y ropas de buen uso”, en la cloaca en que han convertido su caja, se liaría a dar hostias, y no de oblea, y creo que se quedaría solo. Porque hay que decir que esa fundación se creó para el cobro de unos mínimos intereses, para paliar los gastos que generaba su administración. Ni Napoleón, (con calle en Melilla, ¡tela!), ni “El Narizotas” Fernando VII, ni su hija Isabel II, “La Cachonda”, ni las dos Repúblicas, ni tampoco el “Caudillo por la Gracia de Dios”, Franco, acabaron con esa institución; solo esta gentuza, con sus guantes de seda, han logrado enlodarla con su mugriento estiércol.

Yo, la verdad es que cada vez que sale algún politicastro que avergüenza a la mayoría de los políticos que sí actúan con altruismo y vocación, echo mano de Francisco Silvela, que fue Ministro, con María Cristina, y con su hijo Alfonso XIII, el que sus oponentes en el Congreso le llamaban: “La Daga Florentina”, mote que era “clavaíto” a su personalidad. Silvela fue tan honrado, y tan leal, que se pagaba los viajes y comidas, aunque fueran oficiales, de su peculio particular; por eso cada vez que abría la boca para criticar a sus oponentes, desde la tribuna, éstos se metían “el rabo entre las patas, y la lengua en el culo”, dejándolos callanditos, más o menos como hacía Azaña en la II República con los diputados que le atacaban. En 1890, con Antonio Cánovas, fue Ministro de Gobernación, pero cuando se reconciliaron Romero Robledo y Cánovas, dimitió y formó un grupo disidente: “Los Silvelistas”; con un programa en el que una parte importante era una reforma total de los ayuntamientos, desde la base para crear una moralidad política, que impidiera la influencia y el dominio de los caciques, que utilizaban la política local para fines electoralistas.

Esto es una pincelada de la Historia, y como pienso que viene a cuento, pues aquí la tienen ustedes.

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