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La prisión no puede ser un búnker

Aunque la prisión impide la libertad de los internos que cumplen pena dentro, eso no quiere decir que sus responsables pretendan convertirla en poco menos que un búnker en cuanto a información se refiere, como está haciendo el director del Centro Penitenciario tras la agresión de un grupo de presos a otro interno a principios de esta semana Todos estamos de acuerdo en que el Centro Penitenciario, como cualquier prisión de España, es un lugar sensible cuyo funcionamiento debe ser extremadamente escrupuloso. Obliga a ello el hecho de albergar en un mismo espacio a personas condenadas, algunas de ellas consideradas peligrosas por el tipo de delitos que les han motivado una condena o imputación en el caso de los que han llegado allí de forma preventiva por decisión de un juez. Y aunque la prisión impide la libertad de los internos que cumplen pena dentro, eso no quiere decir que sus responsables pretendan convertirla en poco menos que un búnker en cuanto a información se refiere.

Decimos esto porque este Periódico se puso ayer en contacto con el director de la cárcel, Francisco Rebollo, para conocer si se habían adoptado medidas tras la agresión de un grupo de presos contra otro de los reos. Estos hechos, de los que MELILLA HOY informó en su edición de ayer, ocurrieron el pasado martes en el centro del que es responsable. Lejos de aclarar nada, Rebollo contestó que no quería hacer declaraciones para "no dar vueltas a ese tema", y además consideró que a este medio no le interesaba si se habían tomado o no medidas. También puso en duda que le pueda interesar a la opinión pública, como MELILLA HOY alegó ante el director del Centro Penitenciario. "A usted no le interesa, le interesará al centro", contestó de forma tajante poco después de acusar a este medio de exagerar con la información publicada.

La reacción del director de la prisión causa sorpresa y, además, está basada en un error. Sobre todo después de que el sindicato mayoritario haya confirmado la gravedad de lo ocurrido esta semana, yendo incluso más lejos de los detalles de los que informaba ayer MELILLA HOY. Rebollo piensa que lo que pase en la cárcel no le interesa a nadie salvo al propio centro, pero eso no es cierto porque el sistema penitenciario español, además de estar sostenido con los impuestos de todos los ciudadanos, resulta que tiene como premisa fundamental la reinserción social de los presos. Por eso no se puede tratar al Centro Penitenciario como un lugar totalmente ajeno e impermeabilizado de la población que le rodea.

A nuestro juicio, eso es lo que está haciendo su responsable con esta falta de transparencia cuando surge un problema, con el que este Periódico no pretende alarmar a los ciudadanos, sino mantenerlos informados porque tienen derecho a ello. Tanto si forman parte de la estructura de la cárcel como si no, pues no olvidemos que quienes atraviesan sus puertas no son sólo los funcionarios y los internos, sino también asociaciones, ONG y entidades de la sociedad civil que trabajan con la vista puesta en la cárcel y familiares de quienes tienen que pasar parte de su vida dentro de esos muros, ya sea por una condena o por un puesto de trabajo. En definitiva, no se trata de convertir las paredes de la prisión en escaparates a todo el mundo, pero tampoco de actuar como si no tuviera nada que ver con el resto de la sociedad, como está haciendo erróneamente Francisco Rebollo.

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