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El Carmen Goes premia la rebeldía de las familias afganas en “Niñas bacha post”

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Por razones de supervivencia, no pocas familias afganas se ven en la obligación de vestir a sus hijas como chicos, para que puedan trabajar y colaborar en la economía doméstica. Las leyes que discriminan a la mujer en todos los sentidos y ámbitos obligan a adoptar esta decisión, una postura que difícilmente podría entenderse desde la óptica de la sociedad occidental según explicó ayer el joven periodista Carlos Moreira, ganador de la once edición del premio Carmen Goes con el trabajo "Niñas Bacha Post: los niños inventados". El premio, según la viceconsejera Fadela Mohatar, está más que consolidado. La viceconsejera de la Mujer, Fadela Mohatar, recordó que el premio Carmen Goes se convoca tanto en recuerdo de la desaparecida compañera, como para premiar trabajos que contribuyan a la promoción del papel de la mujer y a denunciar cualquier tipo de discriminación. En este sentido hizo un llamamiento a los medios de comunicación para que "puedan implicarse, más si cabe, en la lucha contra la mayor expresión de desigualdad que existe que es la violencia de género". Afirmó que el premio, con sus once años, está consolidado y es reconocido, como lo demuestran los 70 trabajos presentados este año, de los que destacó los dos accésit y el ganador, una denuncia sobre la discriminación que sufren las niñas afganas.

Por su parte el presidente de la Asociación de la Prensa, José María Navarro, que habló de la consolidación de un premio que busca la defensa de los derechos de la mujer, agradeció a la Ciudad Autónoma que siga apostando por su mantenimiento. El último en intervenir fue el vicepresidente Miguel Marín, que felicitó a los organizadores por el premio, al tiempo que reiteró el compromiso de la Ciudad de contribuir en la lucha contra la erradicación de la violencia de género, un camino que debe emprenderse desde una doble vertiente, la concienciación ciudadana sobre la igualdad de oportunidades, y la educación.

Acto seguido se procedió a la lectura del fallo El primer premio, dotado con 2.500 euros ha recaído en el documental radiofónico "Niñas Bacha Post: los niños inventados" del periodista Carlos Moreira. El primer accésit de primer euros fue a June Fernández, autora de tres artículos publicados en la revista "Cuadernos", y el segundo a Natalia Iriarte, por su artículo "Las reinas de los hornos".

"Niños inventados"
Carlos Moreira, de la emisora online 'El extrarradio.com', explicó que la idea de elaborar el reportaje ganador del Carmen Goes de este año titulado "Niñas Bacha Post: los niños inventados", surgió por casualidad, tras encontrar un artículo en prensa en el que se relataba la difícil vida de niñas afganas que se visten como niños para poder trabajar y ayudar a la economía familias y que al llegar a la pubertad son entregadas en matrimonio concertados con hombres de avanzada edad. La idea pronto concitó el respaldo de los compañeros de la emisora y se iniciaron los contactos con Afganistán para lograr los testimonios más adecuados que pudieran arrojar luz al respeto y que, en especial, ayudaran a concienciar a la sociedad y a desvelar al primer mundo el drama en el que viven las mujeres en determinados países.

Afirmó que difícilmente la sociedad occidental puede entender esta situación, el que las familias decidan travestir a sus hijas para hacerlas pasar por chicos. "Me lo decían ellas mismas, que las familias sí entiende los motivos pero que nosotros, la sociedad europea, no lo comprenderá. Al final he llegado a comprender porqué lo hacen. He llegado a entender los motivos que les llevan a esa decisión, pero no deja de ser difícil de comprender desde nuestro prisma. Hay que escuchar todas las voces, comprender por qué lo hacen y apoyarlas", señaló.

El vestirlas de niños "es un subterfugio, una huida hacia delante, porque es la única vía que les queda a estas mujeres para sacar adelante a sus familias; lo hacen por presión, por el dinero, porque sus familias viven en la miseria y sólo les queda que su hija trabaje en la economía familiar. Es una cuestión de necesidad, es por supervivencia".

El drama se produce cuando las chicas llegan a la pubertad y los cambios físicos que experimentan las obligan a desvelar su verdadera sexualidad. Aquí se produce una transición traumática, porque dejan de ser personas libres, pasan de ser chicos a chicas y "son entregadas como una mercancía" a un matrimonio concertado, por lo general, con hombres muy mayores que "van a abusar de ellas". Estas niñas que apenas rozan los 13 años lo pasan muy mal, porque pasan de haber vivido en libertad, a vestir un burka. Por eso, muchas de ellas huyen y otras se disfrazan como hombres para el resto de sus vidas, ocultando sus senos con vendas.

Aclaró el joven periodista, que no existe un problema de identidad de género, porque "ellas son mujeres, se sientes mujeres aunque visten como hombres, porque ese es un mecanismo de defensa, de libertad, algo que el resto de mujeres afganas no tienen". No obstante, sí resulta traumático para una niña que ha sido educada y tratada como varón desde su más tierna infancia, de la noche a la mañana es tratada como una mujer. "Puede haber una lucha de identidades, pero en la mayoría de los casos, no tiene nada que ver", indicó.

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Redacción

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