Trabajadores marroquíes que tienen su empleo en Melilla como transfronterizos denunciaron ayer la discriminación que, según dicen, sufren en España por el difícil acceso a los permisos de trabajo y el hecho de no poder cobrar el desempleo pese a que se les detrae el 25% de sus nóminas para este subsidio. Tres de los transfronterizos, en representación del resto, expusieron a los medios de comunicación los problemas que este colectivo sufre desde que hace unos años se les incrementaron los requisitos necesarios para poder trabajar en Melilla. Uno de los portavoces del colectivo de trabajadores transfronterizos, Habrih Molud, explicó en rueda de prensa que en 1997 se les empezó a aplicar la retención del 25% de paro a pesar de que no tienen derecho a cobrar el subsidio por ser extranjeros, tal y como les han asegurado desde diferentes organismos públicos. Los transfronterizos llevan ya varios años con esta reivindicación a cuestas, algo que consideran injusto porque pierden una cuarta parte del sueldo por un concepto que luego, al quedarse sin trabajo, no pueden disfrutar, como ya les han explicado en el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE).
“Somos los que más impuestos pagamos en España, un 25%, y sin ningún derecho, solo entrar por la frontera, trabajar y volver a Marruecos”, apuntó. Por ello, entre las demandas de los trabajadores transfronterizos también se encuentra la posibilidad de disfrutar de una cobertura sanitaria como la que tienen los trabajadores residentes en Melilla para que haya igualdad.
Además de esta retención del 25%, hay otra cuestión que preocupa a los transfronterizos, y es que hace dos años cambiaron los requisitos para obtener el permiso de trabajo en España, necesario para ser contratados legalmente en Melilla. Estos permisos tenían antes una validez de 5 años y las tasas que debían abonar apenas llegaban a 74 euros para su renovación.
Desde hace un par de años, los permisos han acortado su periodo de validez a solo un año, con un mayor coste económico que puede alcanzar los 500 euros entre las tasas que abonan en España y la tramitación de documentación en Marruecos. Los permisos, además, se tramitan ahora en nombre de la empresa que va a contratar y no en el del trabajador, lo que ha hecho que muchos de ellos se hayan encontrado con que no pueden renovarlo porque la empresa tiene deudas.
También se quejaron de que si no renuevan los permisos de trabajo en un plazo determinado, pierden los años cotizados. Esto afecta sobre todo a los que están cerca de llegar a los 15 años de cotización que necesitan para jubilarse, ya que muchos de ellos se están viendo con problemas para renovar los permisos o para trabajar.
“No sé por qué los políticos de Melilla nos discriminan de esta manera, somos trabajadores y humanos”, dijo Habrih Molud tras afirmar que los requisitos que exigen en España a los empleados extranjeros “no existen en ningún país del mundo, ni siquiera los tercermundistas”. A su juicio, esto no es comprensible estando España en crisis.
Según dijo, estas exigencias dificultan la contratación de los trabajadores transfronterizos, lo que ha hecho que el número que hay en Melilla haya bajado más de la mitad en los últimos años, pasando de más de 2.000 que había antes a menos de mil.
“Engañados”
Los portavoces que ayer ofrecieron la rueda de prensa anunciaron que próximamente el colectivo de transfronterizos piensa concentrarse a las puertas de CCOO porque, aunque dijeron no culpar al sindicato, sí se sienten engañados por qui
en ejercía como delegado sindical. Se referían a Hassan Dudú, al que acusaron de haberles prometido una mejora de su situación laboral con “asambleas falsas donde nada de lo que allí se prometía era cierto” y de utilizar a los transfronterizos para “concentraciones de CCOO que no tenían nada que ver con nuestras reivindicaciones para hacer bulto”, llevándolos incluso hasta Rabat a cambio de 45 euros para “una concentración delante del Ministerio de Exteriores de Marruecos en un viernes en que están cerrados los ministerios por ser el día del rezo”.
