Julio Liarte sigue con su obsesión, que raya lo enfermizo, con el Campo de Golf de Melilla, después de anunciar que va a volver a preguntar por su situación en el Pleno de Control previsto para mañana. El diputado de una formación que nunca explicó de dónde provinieron los fondos para sufragar su costosa campaña electoral -mientras el resto de partidos usaba la megafonía en coches, el PPL tenía a su disposición un nuevo autobús para recorrer la ciudad entre otros gastos suntuosos-, continúa centrando su labor política en sus fobias personales, dirigidas a todo lo que tenga relación con el Editor de MELILLA HOY, Enrique Bohórquez.
Metido a política únicamente con el fin de dañar a Bohórquez y su periódico, algo que no ha logrado, ahora lo intenta con el Campo de Golf con medias verdades, que en definitiva son mentiras, y lo que es peor, echando por tierra el trabajo de sus empleados. Pero en el caso de Liarte habla quien más tiene que callar. Un diputado de la oposición del partido más minoritario, que cobra más que los vicepresidentes de la Ciudad y que los consejeros, únicamente por "asesorarse a sí mismo", ya que ha sido contratado por el Grupo del PPL en la Asamblea como el asesor del grupo, con cargo a los fondos públicos.
Debería hacérselo mirar por un especialista, porque sus obsesiones no le dejan vivir, mientras cae una y otra vez en el más espantoso ridículo.
