El éxito o el fracaso de los intentos de entrada de inmigrantes ilegales a Melilla a través de la valla fronteriza se encuentra en gran parte condicionado por la necesaria cooperación bilateral entre los Gobiernos de España y Marruecos En la mañana de ayer nos despertábamos con la noticia de un nuevo intento de salto a la valla fronteriza por parte de medio millar de subsaharianos divididos en varios grupos que intentaron acercarse al perímetro fronterizo durante un par de horas sin llegar a conseguirlo. Tan sólo uno de ellos logró acercarse a la valla fronteriza por un lugar cercano al Cementerio Musulmán. El motivo, el rechazo realizado por las fuerzas marroquíes coordinadas en todo momento con la Guardia Civil española tal como reconoció expresamente ayer la Delegación del Gobierno de la ciudad.
No cabe la menor duda que el éxito o fracaso de estas intentonas de entrada a Melilla de manera ilegal, dependen en buena medida de cómo se encuentre en cada momento la sincronización entre las fuerzas españolas y marroquíes. Por tanto, la presión migratoria está condicionada por esa relación interestatal, que en la actualidad atraviesa un estado de mutuo entendimiento, tal como quedó demostrado en la madrugada de ayer. Sin embargo, no siempre ocurre así. Una muestra de ello, cuando el diario “El mundo” publicaba la noticia de que el día 7 de agosto el monarca marroquí Mohamed VI navegaba por aguas próximas a Ceuta cuando una embarcación de la Benemérita se dirigió a su lancha pidiendo a los ocupantes que se identificasen. Una circunstancia que enfadó, y bastante, al monarca alauita hasta el punto que tuvo que intervenir el rey Felipe VI en base a las fraternales relaciones existentes entre los monarcas de ambos países. Y por mucho que el ministro del Interior Jorge Fernández Díaz, intentara quitar hierro a la situación y evitara calificarla de incidente, de forma “coincidente” se produjo un incremento notable de la presión migratoria a ambos lados del Estrecho tanto por vía marítima con una avalancha de pateras, como una semana de asaltos a la valla fronteriza de Melilla de forma continuada. Una demostración clara y evidente de que la dependencia con Marruecos es vital para que los saltos se mantengan en niveles de normalidad con independencia de la efectividad del dispositivo antiintrusión.
Una situación que nos lleva a preguntarnos cuánto nos cuesta a los españoles esta colaboración marroquí o, a cambio de qué se produce esta cooperación, sin la cual los dispositivos perimétricos serían, sin duda, mucho menos efectivos. Un coste difícilmente cuantificable para los ciudadanos debido al secretismo existente en torno a la naturaleza interna de las negociaciones entre ambos países, pero un precio, en definitiva, del que no podemos prescindir ya que, reiteramos, el éxito o el fracaso de los intentos de entrada de inmigrantes ilegales a Melilla a través de la valla fronteriza se encuentra en gran parte condicionado por la necesaria cooperación bilateral entre los Gobiernos de España y Marruecos
