Hago una tregua en mi silencio obligado ya que mi cuerpo se ha convertido en un minúsculo campo de batalla de hordas invasoras, con la ayuda e información recibida de mi antiguo “okupa” (léase cáncer), pudiendo llegar el enemigo, la alianza, en un rápido avance hasta más arriba de las amígdalas de mi cuerpo castizo; recuperado el corazón y parte del ombligo, paso a dar mi apoyo total al personal de Correos. Desde que se privatizó el servicio de Correos la plantilla de mujeres y hombres que lo mantienen dinámico, vivo, siguen luchando por su supervivencia y, por lo tanto, por un buen trabajo para el usuarios, o séase, toda Melilla; por ello no es posible permanecer en silencio y no tomar partido por la continuidad de toda la plantilla y con refuerzos totalmente necesarios.
En la actualidad el reducido personal toca a dos o tres zonas o barrios por cada repartidor, a la hora d ir de puerta en puerta entregando cartas, paquetes, etc., etcétera, saliendo toda Melilla perjudicada. ¿Tanto cuesta que desde el Olimpo de la empresa atiendan las peticiones de los trabajadores y trabajadoras? Desgraciadamente la orfandad en el trabajo es hoy día algo cotidiano y, con ello, la penuria en el salario.
¿Quién dice que en España, en nuestra Unión Europea (más de los/las privilegiados de siempre que de la fiel Infantería Ciudadana) no hay cabida para una revolución, entendiéndolo por revolución pacífica pero decisiva para que exista la dignidad, el derecho al trabajo y a salarios dignos?
Todo está por hacer pero llegará y no sirve de nada los paños calientes, las medias verdades, el engaño, el timo, porque ciudadanos y ciudadanas no consientes pasar de ciudadanos a súbditos. Democracia sí, pero no para todo el mundo. Ninguna revolución quedó en el olvido, todo queda al día y Melilla tiene que despertar porque de lo contrario irá perdiendo la verdadera Democracia.
Por todo lo expuesto Correos no se puede permitir ir recortando su plantilla, sino sentarse en una mesa para llegar a acuerdos con sus trabajadores y trabajadoras, que no pueden seguir soportando tanta carga sobre sus hombros. Yo, conmigo mismo, como ciudadano melillense, quiero una empresa fuerte, con una plantilla adecuada en el número y en el salario, porque lo necesitan y la ciudadanía un servicio adecuado porque aquí, con este problema, salimos perdiendo a la par que dando un paso para atrás en derechos que nos atañe a Melilla.
Yo no podré estar junto a la plantilla de Correos en su protesta y reivindicaciones, porque he de seguir con la guerra abierta en mi cuerpo juncal y en mi belleza salvaje. Leyendo un folleto de Correos que dice así “si los que más saben de envíos eligen ir con Correos, elígenos tú también”, yo desde luego asó lo hago porque creo en Correos y en su buena plantilla de mujeres y hombres. Y vosotros, los de arriba, ¿quién elige que por la mala situación, la plantilla esté con el temor permanente de los despidos? Yo no, ¿y vosotros?
Sigo con otro folleto que dice: “Otros muchos, cuya actividad es 100% on line, encuentran en nosotros lo que necesitan”; me parece estupendo pero, ¡ay los peros!, ¿encuentran estas y otros trabajadores de nuestra plantilla lo que necesitan de vosotros, los del Olimpo económico? Yo, el ciudadano Juan, al igual que mi mujer, la ciudadana María Antonia elegimos hace muchos años Correos, por el buen quehacer de la plantilla. Vosotros, ¿también lo hacéis? Melilla os necesita, los/las necesitamos. ¿Estamos o no estamos por lo mismo?
