En apenas tres días el obispo de Málaga y Melilla, monseñor Jesús Catalá ha desarrollado una amplísima agenda de trabajo en nuestra ciudad, en la que ha tenido ocasión de visitar coincidiendo con los prolegómenos de las fiestas navideñas. En su valoración, el prelado destacó la relación "de respeto" existente entre las distintas comunidades y culturas melillenses. En su agenda monseñor tuvo ocasión de recorrer el perímetro fronterizo y de visitar el CETI donde departió con los inmigrantes acogidos, en su mayoría, según destaca la web de la Diócesis de Málaga, son exiliados de origen sirio que han huido de la guerra. Tras su llegada el sábado 20 de diciembre, y acompañado del vicario de Asuntos Económicos Guillermo Tejero y del vicario territorial Roberto Rojo, el obispo se dirigió a la prisión, donde celebró la Eucaristía con los internos. "Me ha gustado mucho ver cómo cantaban villancicos en un ambiente muy fraternal. Se les veía participar con alegría de la celebración", recoge la web de la Diócesis de Málaga en un artículo que firma Ana María Medina.
Tras este encuentro, el obispo visitó el belén oficial de la Ciudad Autónoma situado en el Foso del Hornabeque en Melilla la Vieja. El prelado destacó lo imponente de las figuras, de tamaño natural, y la presencia de animales vivos, que hacen al visitante sentir, en palabras de Jesús Catalá, "como si entraras en la ciudad de Belén".
El domingo por la mañana, monseñor celebró la Eucaristía en la iglesia de San Agustín, y por la tarde presidió el reparto de la Luz de la Paz de Belén en el templo arciprestal del Sagrado Corazón de Jesús.
CETI
El obispo aprovechó la visita a Melilla para compartir un tiempo de calidad con los sacerdotes y los religiosos presentes en esta parte de la Diócesis, que celebran el Año de la Vida Consagrada. Entre estos últimos se entrevistó con las religiosas de María Inmaculada que dedican todo su tiempo a la atención integral de niños de familias desfavorecidas del Monte María Cristina. El prelado destacó la importancia de su trabajo: "tienen una relación muy respetuosa y de cariño con las familias, como la de "los vecinos de toda la vida"".
Jesús Catalá, preocupado por el drama que sufren centenares de personas a causa de la migración irregular, dedicó también parte de su viaje a acercarse a la frontera, que recorrió prácticamente en su totalidad acompañado por el vicario episcopal. Allí tuvo la oportunidad de conocer de primera mano como las personas que llegan en estos momentos al CETI (Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes) son, en su mayoría, sirios de alto nivel adquisitivo que consiguen huir de la guerra.
Roberto Rojo, vicario de Melilla, hizo un balance muy positivo de la visita del obispo y afirmó que el hecho de que "venga a felicitarnos las fiestas es un regalo". La visita también ha significado mucho para el obispo: "En este tiempo no había estado nunca y quería ver cómo se respiraba la Navidad en Melilla. Me ha gustado mucho comprobar cómo la relación entre la comunidad católica, la judía y la musulmana es de respeto, diálogo y colaboración. Los representantes de las tres religiones se reúnen periódicamente y entre ellos hay un ambiente muy fraterno. Melilla es, en ese sentido, un modelo a exportar".
También destacó el prelado la participación de los fieles en las actividades parroquiales, especialmente los niños. "En la parroquia de San Agustín, el nuevo párroco Rafael López Cordero, ha montado un belén con "clicks" (los conocidos muñecos infantiles) y los niños tiene que encontrar los elementos descontextualizados".
