“Para darme un rinconcito en sus altares…me vienen a convidar a arrepentirme, me vienen a convidar a que no pierda…”.
Así comienza “El necio”, unos versos del trovador Silvio Rodríguez. Es la primera imagen que me asalta tras conocer la nueva propuesta de ley que pretende “beneficiar” a los municipios y particulares si consienten la extracción de petróleo. Ya no saben cómo intentarlo, cómo endulzar y seducir conciencias en aquellos territorios cuyas gentes han exhibido dignidad y convicciones firmes en la defensa de un modelo de vida propio. Un modelo que necesita ayudas pero en el marco de un relato protagonizado por sus moradores y no por guionistas sin escrúpulos. Me da a mi, intuyo que “todo esto de la industria del petróleo no es trigo limpio”. Sobran indicios para relacionarla con la guerra, la opacidad, la corrupción y la sangre de los pueblos.
Hoy en el mundo se libra una batalla soterrada pero indisimulable por el control de los mercados del oro negro. El fracking, que sigue amenazando a los castellonenses (Castor frente a la costa de Vinaroz, aunque de momento paralizado e indemnizada ACS “anda que han tardado”, empresa de Florentino Pérez, “total, solo un pellizquito de 1.350 kilos”, pero, ya sabemos quienes pagaremos ese despilfarro por el tema de los movimientos sísmicos, y ya veremos si acometen también otras en aguas cercanas a las Islas Columbretes de Castellón en contra de la voluntad del pueblo), es una de las nuevas bazas para subvertir el tablero de poder existente. ¿Qué más da qué potencias manejen los hilos y los precios? ¿Qué más da qué tiranía suba o baje, empuje o hunda a naciones enteras en un momento dado? El capital no tiene patria ni sentimientos. Norteamericanos, venezolanos o emires. Ni democracias ni teocracias. El mundo está dirigido por la plutocracia (el gobierno de los ricos).
Lo que se debería estar haciendo es programar el final de la dependencia de los hidrocarburos. El planeta no aguantará mucho más y tendremos que activar un orden nuevo de la mano de las energías alternativas y de la economía del cambio climático basada en la innovación y el conocimiento. Un modelo productivo distinto que, entre otras virtudes integre a todas las zonas rurales en nuevas dinámicas de desarrollo que no comprometan su paisaje, su sostenibilidad ni su salud.
Casi todo lo anterior, salvo algunas “coletillas mías” son expresiones del Secretario General de los socialistas castellonenses Francesc Colomer, al que le recordaré todo esto, caso de que vuelvan a ser ellos los que gobiernen en la Comunitat Valenciana y en el País, aunque también podría darse esa “presuntamente pretendida” coalición de los “bigobernantes” hasta ahora, para evitar esa otra “presunta” llegada electoral al poder de Podemos con Ganemos y otros posibles aliados ocasionales.
El partido que gobierna actualmente en España y en muchas comunidades está obsesionado con el petróleo. Solo tenemos que ver la fijación, contra viento y marea, del ministro Soria por las prospecciones petroleras en su propia comunidad canaria o en las Columbretes de Castellón. Esto es lo antiguo, lo caduco. Solo tenemos que constatar el “jaque mate” asestado al sector de las energías renovables.
Combatir el fracking y las mafias del petróleo es más urgente que nunca para preservar el medio ambiente y la dignidad de los pueblos. Todas esas grandes compañías petroleras se están dando patadas en el trasero, adquiriendo ahora el crudo barato, almacenarlo y ganar grandes cantidades de dinero “cuando el barril vuelva a subir”, que subirá ¿Qué duda cabe? Y se me antoja que no durará mucho la actual situación. Todo depende del ¡Poder del dinero y de quien lo tiene!, para terminar pregunto ¿Si hace cuestión de poco tiempo el barril de crudo tenía un precio que casi triplicaba el actual, por qué no se ha bajado el precio en las gasolineras en la misma proporción? De todas formas, que siga así en lo que respecta a nuestros bolsillos, y al depósito de nuestros vehículos el máximo tiempo posible y si baja más mejor aun ¿o no?, cualquiera sabe con esto “del barril, del oro negro y de la especulación interesada.
