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El rincón de Aranda

Un calco de lo que ocurre en la actualidad

melillahoy.cibeles.net fotos 1105 Juan Aranda web

Esto que leen, copiado de una página de Internet, que por su rabiosa actualidad, creo merece ser conocido por todos los lectores. Como podrán comprobar es, más o menos, un calco de lo que hace varias décadas, viene ocurriendo entre nuestros políticos: los de la “casta” y los “descastados”,…….. y tiene más de un siglo.

Corría el año 1904, y aquél cenáculo que había abierto Valle-Inclán, temible, y terrible, tertuliano, en el “Nuevo Café de Levante”, en la madrileña calle del Arenal nº 15, hervía por las noches con la flor y nata de los intelectuales de la Generación del 98, y los artistas más significados, entre ellos eran: “Azorín”, los pintores: Solana, Zuloaga, Romero de Torres, Santiago Rusiñol; el escultor Mateo Inurria, Chicharro, Pío y Ricardo Baroja, Beltrán Masses y Rafael de Penagos. Aquéllas tertulias eran tan solemnes e importantes, que la chulería de Valle Inclán le llevó a sentenciar: “….. El café de Levante ha ejercido más influencia en la literatura y en el arte contemporáneo que dos o tres universidades y que muchas consagradas academias». Y también dicen que Ricardo Baroja, añadió que: “…..Los académicos, los consagrados, los profesores de centros de enseñanza oficial del arte, nos temían como a la peste”. Aquélla noche del 13.05.1904, el que sorprendió a todos los presentes fue Pío Baroja. Porque cuando se estaba hablando de los españoles, y de las distintas clases de españoles, el novelista vasco sorprendió a todos y dijo: “La verdad es que en España hay siete clases de españoles… sí, como los siete pecados capitales. A saber: 1º Los que no saben; 2º Los que no quieren saber; 3º Los que odian el saber; 4º Los que sufren por no saber; 5º Los que aparentan que saben; 6º Los que triunfan sin saber, y 7º Los que viven gracias a que los demás no saben. Estos últimos se llaman a sí mismos: “políticos”, y a veces hasta “intelectuales”. Vamos, que no tiene ni chispita de desperdicio: ¡genial!, y además actual. ¿Quién no ha escuchado de un político acual algo que luego habría que aplicarle lo que éste filósofo dijo sobre la verdad?: “…..Es que la verdad no se puede exagerar. En la verdad no puede haber matices. En la semiverdad o en la mentira, mucho”.

Ahora que ha comenzado la época de las promesas, que luego no cumplen, con el “y tú más”, con su vocerío merdellón, – palabra que en Málaga se le denomina a la persona que es vulgar y de mal gusto-, en tribunas de palmeros de clac, y banderitas ondeando al viento, podríamos aplicárselo, comenzando por Rajoy y Sánchez, junto a sus adláteres, hasta el último político, que cobre de la “tarta” presupuestaria, de papá Estado. Al que no cobre, que haberlos háylos, habría que colgarle un “chapón” en su pecho, por altruista, filántropo y generoso hacia los demás.

Por otra parte, hay que ver cómo estuvieron los muchachos de la gaviota, ¿o es un paíno?, en su convención de hace unos días, recitando cada uno el hilarante mantra de palabras declamatorias como papagayos, con entonación de melopeya, que es el arte de producir una melodía, (no confundir con melopea, que es una borrachera), al recitado; haciendo quedar mal a la musa de la poesía, la bella y dulce Calíope; en el que trataron de mostrarse como un partido de clase trabajadora, donde cada uno era de una “casta”; pero si les digo la verdad, yo me quedé un poco “chafao”, porque mi inocencia me hizo creer, ¡fíjense!, qué idiotez, la mía, que iban a decir también: “Soy de la casta de los banqueros “recuperados”; y yo soy de la casta de la Gürtel; a mí me han “trincao” con una tarjeta Blak; pues yo soy de la casta de los sobres “mantecosos”; y yo de la caja B”; así más o menos como una interminable letanía. Es decir, se movían “encastados”, en el marco del tío de la coleta; y eso no cuela, porque como dice el refrán: “A buenas horas Mangas Verdes”. Y para terminar, yo creo que el sistema de listas cerradas en España facilita, a veces, que se coloquen en ellas los más mediocres, trepas, y pelotas de cada partido, y además, sin tener que dar ninguna explicación a sus electores hasta dentro de 4 años. Como decía Cicerón en sus “4 Catilinarias”: “Quo usque tandem abutere, Catilina, patientia nostra”; que si lo traducimos quiere decir: “¿Hasta cuándo, Catilina, has de abusar de nuestra paciencia?” Pues eso es lo que yo les digo a esta gente: ¿Hasta cuando tenemos que aguantaros?, ¡joder!.

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