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Nota en libertad

El dinero público no crece en los árboles

melillahoy.cibeles.net fotos 1132 Carlos entrena a

El 24 y 25 de febrero se ha celebrado en el Congreso de los Diputados el llamado “debate sobre el Estado de la Nación”, en el que han intervenido el Presidente del Gobierno, Sr. Rajoy, y los líderes de los grupos parlamentarios.

El Presidente hizo una correcta exposición de la realidad económica de España en donde, durante 2014, se ha iniciado la recuperación económica con un crecimiento del 1,40% del PIB; que se prevé sea en 2015 de entre el 2,5% y 3% (aunque el Sr. Rajoy, prudentemente, dijo: algo más del 2,40%); también aludió a la mejora del empleo, anunció la creación de 3 millones de puestos de trabajo, entre 2015 y los años siguientes, y prometió ayuda a las familias y reducción en algunos casos de cotizaciones sociales por los nuevos contratados. Transmitió la idea de que esta evolución económica positiva se pondría en riesgo si España entra en una senda política de inestabilidad, lo cual es cierto. Pero no aludió en este ámbito a tres problemas importantes: el déficit público crónico (en 2014 del 5,5% del PIB), la peligrosa deuda pública viva de 1 billón de euros y la indisciplina de algunas CCAA (Cataluña y Valencia) para controlar el gasto.

En realidad, se centró en el triunfo por el rescate “evitado” que, a estas alturas, debería darse por superado, pero que atrajo al debate al Sr. Sánchez: si hubo o no rescate, sobre quien fue el causante de tanto desequilibrio que, es sabido por todos, se trató del Sr. Zapatero en su huida hacia adelante, provocando un déficit anual alocado del 10% durante 2009, 2010 y 2011 y con la urgentísima salida a Bolsa de Caja Madrid…
El Sr. Sánchez del PSOE, simplemente, se perdió en lo del rescate y pidió más gasto público, más prestaciones, subsidios, y prometió la reforma de la CE de 1978. Pero, como hacen últimamente los socialistas, no concretó las cifras del gasto, ni del incremento pretendido, ni la reforma constitucional que quieren, ni facilitó idea alguna sobre su concepto de España, como Nación y como Estado. Además, volvió a anunciar que, si llega al poder, derogará la ley de reforma laboral, que está dando buenos resultados, y otras más; también habló sobre la corrupción, pero sólo se refirió a los casos ligados a personas próximas al PP, olvidando ERES y Fondos de Andalucía.

En resumen: los dos líderes de los grandes partidos políticos del bipartidismo español sólo coinciden en que hay que gastar más dinero público prometiendo ayudas, subvenciones, subsidios, etc. Sin embargo, no es la vía acertada para consolidar la recuperación y habrían de entrar a fondo en el control de la gestión política.

Se inclinan, como los de Podemos, por aumentar el gasto público: a más gasto público; esperan tener más votos. ¡Vaya ecuación peligrosa para defenderse del programa “imposible” de los populistas amigos de la dictadura venezolana!. El Presidente dijo que algunos creen que el dinero público nace de los árboles. Pero esto lo deberían saber y aplicar todos y ser ortodoxos en el equilibrio presupuestario. Ya hemos visto lo que ha conseguido el gobierno griego de Syriza en la UE pidiendo dinero prestado y, simultáneamente, diciendo que se lo van a gastar en aumentar las pensiones, ayudas sociales y el salario mínimo.

Vive España un momento en que hay que tratar los temas grandes, pero este debate ha reflejado gran pobreza de ideas y no ha presentado a los ciudadanos el proyecto necesario de unidad y de modernización del Estado. Hubo vacío de propuestas, salvo la de mayor gasto público, y no trataron de lo que más preocupa actualmente a los ciudadanos: el paro, la corrupción, el nivel de democracia y la unidad –y lealtad dentro de España- y ser fuertes en Europa. Veamos estos puntos que debieron debatirse y no se debatieron.

1.- Sobre el problema del paro deberían volcarse todos los partidos, no sólo el del gobierno. Faltaron propuestas concretas, pues lo de prometer/anunciar la creación de 3 millones de nuevos empleos es voluntarismo pues depende de excesivos factores ajenos al poder, y faltaron ideas sobre la evolución del modelo económico de España, cuyo cambio ya se está produciendo. Por supuesto, no se trata de “planificar”, sino de anticipar la evolución posible y tratar de ayudar. El sector turístico, magnífico estos años (10% del PIB), necesita ser renovado para incrementar su valor. El sector de construcción, que llegó a ser del 16% del PIB ya no va a superar el 10%; por ello, conviene pensar y producir las condiciones objetivas, técnicas, económicas y normativas, para que el inversor tenga un ámbito de acción en competitividad (costes, energía etc…), con seguridad jurídica, en el sector industrial y en los sectores de mayor valor añadido basados en la investigación y el conocimiento (¡Qué pobreza nuestro modelo de educación, inestable, y de Universidad, multiplicada y desorientada!).

Sobre la creación de empleo hubo en el debate alguna alusión a la reducción de cotizaciones sociales (excesivo impuesto sobre el trabajo) para estimular la creación de empleo. En otras notas hemos defendido que las cotizaciones sociales deberían ser “cero” , o simbólicas, durante el primer año de empleo para los jóvenes, porque el trabajo les servirá, además, como formación y autoestima. Los que emigran tienen la suerte de tener trabajo y es penoso ver lloriquear a los políticos (Iglesias, en Nueva York) compadeciéndose porque jóvenes españoles “necesitan” trabajar en Nueva York. ¡Al contrario, trabajar en Nueva York es un privilegio y debemos animarles a ir a NY o a cualquier lugar, porque volverán, formados, y con estima!
2.- El problema de la corrupción sólo lo citaron para insultarse: ¡tú más!. Es tema que no interesa recordar a los grandes partidos ni a los nacionalistas. Pero los políticos de estos partidos saben que los ciudadanos quieren y necesitan que se ponga fin a tanto descontrol. Falta poner remedio transparente y comprensible con un marco legal, claro y definitivo, sobre las subvenciones y la contratación pública, para que los gastos públicos y las finanzas de los partidos estén sometidas a la supervisión ciudadana y de interventores públicos; y conviene que conozcan los autores de algún abuso que existe una Justicia rápida y un Código penal claro.

3.- El Estado de Derecho proporciona la seguridad jurídica; lo necesitan los ciudadanos para disfrutar de las libertades y derechos reconocidos y estén orgullosos de pertenecer a nuestra comunidad. También se debió tratar el asunto de la seguridad ciudadana, de fronteras y la acción coordinada necesaria que debe venir de Europa.

4.- Tampoco se analizó la reducción de los impuestos. Es imprescindible para que la clase media, de la que ahora se acuerdan los políticos, pueda salir de su “asombro”. Cuando llegó el PP al poder, con mayoría absoluta, subió las retenciones del IRPF de forma inmediata; fue anunciada para dos años (2012 y 2013); se ha prorrogado; se ha aliviado algo pero sigue a la espera de que vuelvan los impuestos, incluido el IVA, al tipo de procedencia. En aquel momento se elevaron por urgencia presupuestaria, pero ya ha habido tiempo para reducir los gastos públicos. No basta con esperar a que el ciclo económico llene las arcas públicas, porque es prioritario ajustar el tamaño del gasto a lo que necesitan los ciudadanos, y en todo caso, al nivel de bienestar posible.

CONCLUSIÓN: El debate sobre el Estado de la Nación ha puesto de manifiesto que los dos grandes partidos no están de acuerdo en nada salvo en que hay que gastar más en ayudas, subvenciones y subsidios. No trató el debate de medidas concretas en lo que preocupa a los españoles: el paro, la corrupción, la idea de España, la falta de cumplimiento de la Ley, la distribución competencial territorial cerrada y financiada adecuadamente. El presidente del Congreso podría preparar un orden de materias para estos debates.

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