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Veinte años del salto autonómico que se quedó a medias

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El Estatuto de Autonomía de Melilla está a punto de cumplir su vigésimo aniversario. El 13 de marzo de 1995 supuso un antes y un después para una ciudad que vivió una 'batalla' política y social durante más de 13 años. Hasta que al fin en Madrid se alcanzó el consenso entre los dos grandes partidos, PSOE y PP, que entendieron la necesidad de las dos ciudades norteafricanas por no quedarse descolgadas del Estado de las Autonomías. Aunque la gran aspiración de Melilla se quedó a medio camino por no ver satisfechas todas las reivindicaciones, hoy todos coinciden en que ha sido mucho el avance que se ha conseguido gracias al Estatuto con el que Melilla pasó a tener una Asamblea en lugar de un Ayuntamiento y mayor capacidad de autogobierno, aunque sin capacidad legislativa. Aquel 13 de marzo de 1995, fecha en que fue aprobada la Ley Orgánica 2/1995 sobre nuestro Estatuto de Autonomía, Melilla, con apenas 56.600 habitantes, pasó a estar por encima de las grandes ciudades de España para situarse en el mismo rango de las comunidades autónomas, aunque políticamente un escalón por debajo al ser considerada, al igual que Ceuta, como una Ciudad Autónoma.

Una “figura administrativa sui generis” que ha permitido a Melilla tener “muchas características de las comunidades autonómicas clásicas aunque no fuera una de ellas al 100%”. Ésta es una de las reflexiones que extrae de estos 20 años de vigencia del Estatuto de Autonomía el presidente melillense, Juan José Imbroda, para quien el balance de lo que ha supuesto para nuestra ciudad da un resultado “bastante positivo”.

En declaraciones a MELILLA HOY, Imbroda cree que “el uso que se ha hecho del Estatuto ha sido interesante y es verdad que ha servido para el desarrollo de la ciudad”, ya que ha sido “una herramienta útil” para Melilla desde su entrada en vigor en 1995. Por ejemplo, el Estatuto ha sido la llave para que Melilla estuviera representada en foros autonómicos y en la Ley de Financiación Autonómica, lo que a su vez se ha traducido en una defensa más directa ante el Estado de sus intereses.
“Política y administrativamente, Melilla está representada al mismo nivel que el resto de comunidades autónomas en todos los órganos de la Administración General del Estado. Ésta es la prueba palpable de que Melilla no es un Ayuntamiento”, apunta Imbroda.

El PSOE, por su parte, también destaca que desde la aprobación del Estatuto de Autonomía, con un gobierno socialista en La Moncloa, “Melilla alcanzó una aspiración de autogobierno que se venía pidiendo desde hacía muchos años”. “Entrar en el Estado autonómico ha supuesto la mayor época de desarrollo y bienestar de la historia de España”, subraya a MELILLA HOY la vicesecretaria regional socialista, Gloria Rojas, convencida de que existe “una diferencia abismal” en Melilla desde que en 1995 fue aprobado el Estatuto, ya que “goza de la autonomía necesaria para la gestión de sus propios intereses”.

Coalición por Melilla (CPM) es el más crítico con el Estatuto de Autonomía porque aunque con él “no se puede decir que haya sido mala la personalidad de Melilla en el Estado de las Autonomías”, sí opina que “se ha perdido la capacidad de reivindicación en los momentos donde ha habido una oportunidad para mejorar en recursos y gestión en nuestro Pueblo”. Así lo apunta el presidente de la formación y líder de la oposición, Mustafa Aberchán, al recordar cómo cuando Zapatero abrió el 'melón autonómico' aquí “ni siquiera hemos sido capaces de reivindicar materias que podían favorecer muy mucho la gestión al ciudadano melillense y, por extensión, a su bienestar”, como es el caso de la Sanidad o la Educación.

Los problemas del Estatuto de Melilla
Aunque la evolución de Melilla haya sido positiva en los últimos 20 años como Ciudad Autónoma, este Estatuto no lo ha puesto fácil en ocasiones precisamente por el hecho de estar a medio camino de lo que es una comunidad autónoma como el resto. En su reflexión, Imbroda así lo reconoce y recuerda cómo a veces ha sido necesario “perfilar las leyes que iban saliendo para que Melilla pudiera encajar, porque muchas veces nos quedábamos descolgados”. Esto se debe a que la Ciudad Autónoma carece de la capacidad legislativa que sí tienen el resto de comunidades, las cuales directamente han hecho sus leyes sobre diferentes cuestiones en las que tienen competencias, creándose en algunos casos vacíos legales que afectaban a Ceuta y Melilla.

Este híbrido en su estatus autonómico incluso ha provocado a lo largo de estos años algún quebradero de cabeza por la apertura de procedimientos judiciales tras ser puesta en duda la capacidad de la Asamblea para ejercer competencias como, por ejemplo, la elaboración de reglamentos. Ocurrió con el de la Policía Local y hace algunos meses con el de la propia Asamblea de Melilla.

Hace unos meses, este obstáculo fue resuelto con la aprobación de la Ley Orgánica de la Reforma Local, que en una disposición adicional para diferenciar “claramente” a ambas ciudades del régimen local para poner fin a los problemas y disfunciones con los que se estaba encontrando el Gobierno de Melilla al aplicar el Estatuto de Autonomía.

Para Imbroda, esto fue “un paso más” para nuestro Estatuto, ya que se pudo terminar con “aspectos administrativos que nos estaban encorsetando” en la gestión diaria como Ciudad Autónoma. Y aunque esta mayor garantía para el desarrollo del Estatuto de Autonomía ha sido posiblemente el único cambio que se ha realizado en estos 20 años, en realidad “ha pasado sin haber sido la gran noticia que es porque habíamos conseguido escalones importantes”. En opinión de Imbroda, con esta gestión política, que conllevó meses de negociaciones y trabajo callado por parte de su Gobierno y del PP nacional, “se ha demostrado que no hacía falta montar un espectáculo político-mediático para conseguir subir” en el desarrollo estatutario.

La reforma estatutaria
Es decir, todo lo contrario de lo que ocurrió hace unos ocho años, cuando Melilla quiso sumarse a las autonomías que empezaron a reformar su Estatuto de Autonomía aprovechando el ofrecimiento de José Luis Rodríguez Zapatero. El debate político en la Asamblea melillense se centró entonces en la reforma del Estatuto de Autonomía, que estuvo más de tres años en plena incandescencia en la Comisión de Presidencia, liderada entonces por el actual delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani.

Este tema fue, de hecho, uno de los motivos que más distanciaron a PSOE y Coalición por Melilla (CPM), en aquella época unidos en un pacto político que terminó hecho añicos tras las elecciones autonómicas de 2011. La postura cepemista, que siempre ha defendido claramente la conversión en comunidad, no era compatible con el tradicional freno que mantienen los socialistas en este asunto. Imbroda ayudó a aquella escisión con una maniobra política en la que dejó descolocado a todo el mundo, sobre todo a la oposición, aceptando el borrador de CPM como la base para el debate de la reforma estatutaria en el Pleno de Control de mayo de 2008.

Aquellas negociaciones nunca llegaron a buen puerto porque la autoexigencia de la Asamblea era llegar al máximo consenso y éste nunca se alcanzó. Si hoy se retomara el debate, seguramente tampoco se conseguiría porque la postura de PP, PSOE y CPM sigue siendo la misma que entonces y, además, los dos grandes partidos nacionales no lo ven como una prioridad.

La conversión en comunidad
Por parte del PP, Imbroda cree que en Melilla “siempre tendremos esa espinita clavada de la Disposición Transitoria Quinta de la Constitución Española, que no hemos conseguido alcanzar al 100%”. “Espero que algún día se termine consiguiendo porque algún día se podría plantear, aunque las aspiraciones aquellas [de los años 80 y 90] están bastante dormidas”, agrega el presidente melillense. No en vano, recuerda que los ciudadanos, que sí se involucraron en la reivindicación autonómica, hoy tiene otras preocupaciones, como es el desarrollo económico y social de Melilla, que la ciudad mejore su nivel de vida y que sea más igualitaria y más próspera.

El PSOE también cree que la reforma estatutaria no es una prioridad en estos momentos, aunque no está de acuerdo en que sea una necesidad. “Ni siquiera se ha terminado de desarrollar por completo este Estatuto, aunque en el PSOE tenemos muy claro que para modificarlo haría falta tener el mismo consenso que en 1995”, señala a Gloria Rojas.

A juicio de los socialistas, “Melilla puede tener mejor encaje autonómico sin necesidad de modificar el Estatuto de Autonomía” mediante un modelo por el cual nuestra ciudad tendría “la misma categoría que el resto de autonomía, pero además siendo conscientes de nuestras especificidades”. Para ello, sería necesario “blindar constitucionalmente que el Estado dote de la inversión suficiente a Melilla para que los servicios públicos estén garantizados y sean de calidad”. No obstante, el PSOE opina que hay competencias que deben seguir en manos del Estado, como la Sanidad, la Educación, el Servicio Público de Empleo Estatal y el Imserso, ya que mientras siga siendo así será “una mejor garantía para la ciudadanía de Melilla”.

CPM no piensa lo mismo. Apuesta por la encomienda de gestión en Sanidad y Educación porque “sería algo muy bueno para nuestro Pueblo”, e insiste en que la conversión en Comunidad Autónoma es “posible sin ningún tipo de dificultad parlamentaria porque está contemplada” en la Constitución Española desde más de 36 años.

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Redacción

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