Los socialistas no han dado hasta ahora ni un solo argumento sólido que justificara el injusto parón al que condenó a Melilla en materia de vivienda durante sus años de gobierno. Parece que la maquinaria reanuda su marcha para solucionar este enorme problema que persiste en Melilla, que debe recibir un mayor empuje con la cesión definitiva de los cuarteles de Caballería y Regulares El acceso a una vivienda digna y a precios ajustados es uno de los grandes problemas a los que se lleva enfrentando Melilla desde hace bastantes años. Las limitaciones de terreno encarecen el precio de la vivienda para cientos de familias con escasos recursos que aspiran a ver cumplido su derecho de tener un techo en condiciones bajo el que vivir. Ni siquiera el alquiler es la solución en esta ciudad, donde los precios de arrendamiento están por las nubes debido a la gran demanda que hay ante la cantidad de personas que están de paso por sus obligaciones laborales, habitualmente en la Administración Pública.
La vivienda libre, por lo tanto, no está al alcance de todo el mundo y la única opción para muchas familias es la vivienda de protección oficial, como ha quedado patente cada vez que en Melilla se ha abierto el plazo de solicitudes cada vez que se ha terminado una nueva promoción de VPO. Todos recordamos las enormes colas a las puertas de EMVISMESA hace años cuando hubo que adjudicar las viviendas de García Valiño, Las Palmeras, Logüeno o el Tiro Nacional, por ejemplo.
Lo más probable es que estas colas de cientos de ciudadanos que aspiran a una casa vuelvan a repetirse cuando dentro de varias semanas se empiecen a adjudicar las anheladas viviendas del antiguo cuartel de Automovilismo, que ahora acaban de ser construidas por el apoyo decidido del Ejecutivo de Rajoy, y que tanta controversia provocaron entre el Gobierno de Zapatero y el de Imbroda.
Parecen lejanos aquellos años de disputas políticas entre, pero todavía siguen pasando factura si se piensa en que Melilla lleva más de una década sin recibir una sola VPO construida por el Estado, a diferencia de lo que ha ocurrido en otros lugares de España donde los impuestos de todos los ciudadanos se han invertido en viviendas sociales. Todo lo contrario que en Melilla, que sufrió de manera directa el castigo del PSOE, como ya hiciera con el reparto de la financiación autonómica. Los socialistas no han dado hasta ahora ni un solo argumento sólido que justificara el injusto parón al que condenó a Melilla en materia de vivienda durante sus años de gobierno. Tal fue el despropósito, que la Ciudad Autónoma tuvo que reponerse como pudo construyendo pequeñas promociones de casas con fondos propios y sin apoyo del Estado, pese a que éste es el que tenía las competencias y los recursos disponibles para ayudar a la ciudad en uno de sus grandes problemas.
Parece que la maquinaria reanuda su marcha para solucionar este enorme problema que persiste en Melilla, que debe recibir un mayor empuje con la cesión definitiva de los cuarteles de Caballería y Regulares para que las necesidades urbanísticas que tiene esta ciudad, acrecentadas por el aumento de la población, reciban un poco de oxígeno.
