Quesos Cerrato y Melilla Baloncesto se dan cita esta noche (21'00 horas) en un duelo de necesitados. Ambos conjuntos intentarán romper la racha de derrotas con la que afrontan el encuentro para seguir luchando por sus objetivos, el ascenso para los palentinos y entrar en los play off en el caso de los de la ciudad autónoma. Este será un partido muy emotivo para dos jugadores del decano: Carles Bravo y Quique Garrido, ya que volverán a la que fue su cancha por primera vez en partido oficial desde que abandonaran la disciplina morada el pasado verano. El Melilla Baloncesto visita hoy la cancha del ‘Marta Domínguez’, en un duelo que se presenta vital para los melillenses, dado que necesitan romper la la racha de tres derrotas consecutivas que acumular actualmente en el campeonato para seguir peleando por disputar los play off al final del mismo.
Lo cierto es que los de Alcoba tendrán ante sí a un rival que tampoco llega en su mejor momento, aunque a buen seguro no lo pondrá nada fácil. En este sentido, cabe reseñar que el Quesos Cerrato acumula ya dos jornadas seguidas sin conocer el triunfo, tras caer ante Planasa Navarra, en casa, y frente a Cocinas.com, en Logroño. Estas derrotas se unen a las cosechadas a principios del mes de enero, antes del triunfo en la Copa Príncipe, por lo que los de Natxo Lezcano han sumado en este último mes y medio de competición las mismas derrotas que en los tres anteriores meses.
Esta mala dinámica también ha coincidido con problemas físicos y marcha de jugadores. Por ejemplo, en el choque más reciente frente al Cocinas.com no jugaron, por lesión, Guille Justo y Jon Cortaberría, resultando la participación de los dos también dudosa para esta noche. Además, el pívot Óliver Arteaga jugó forzado tras apenas entrenarse durante la semana por problemas en la rodilla. A esto se une la lesión de larga duración de Romà Bas y la marcha a la Liga Endesa de Rafa Huertas, cuyo sustituto, Greg Gantt, aún no ha terminado con su proceso de adaptación. Además, en la última semana el cuadro morado incorporaba al joven Modou Mbaye, formado en las categorías inferiores del Real Madrid, para ayudar en los entrenamientos.
Los castellanos-leoneses saben, por tanto, que no pueden despistarse más si no quieren verse ya descolgados de la lucha por el ascenso, en el que era uno de los candidatos favoritos a principios de temporada. Actualmente, ocupan la sexta posición en la tabla clasificatoria, con un balance de 13 victorias y 8 derrotas, pero son conscientes de que necesitan quedar entre los cincos primeros al término de la liga regular si quieren hacer bueno el premio de ser segundo clasificado por la consecución de la Copa Príncipe.
Por su parte, el Melilla Baloncesto llega a la cita con la sensación de que la línea de trabajo es la buena, a pesar de las derrotas que se están produciendo en los finales de partido, tras dominar en muchas ocasiones la casi totalidad de los encuentros. Una situación que el técnico Alejandro Alcoba ha preparado durante toda la semana, no sólo para mejorar esta circunstancia en lo táctico sino también en lo mental. Y es que el técnico y la plantilla melillense saben de la importancia que tienen los seis encuentros que restan de cara a poder disputar los play off. A pesar de los últimos tropiezos, el decano sigue afincado en la novena posición, aunque el colchón con el que contaba respecto a sus perseguidores se ha visto reducido y ahora otros conjuntos como el Unión Financiera o el Cocinas.com, además del Leyma Básquet Coruña, amenazan a los de la ciudad autónoma.
Históricamente, castellano-leoneses y melillenses se han enfrentado en cinco ocasiones en el Pabellón Marta Domínguez en fase regular, con una ligera ventaja para los locales que ganaron en tres de ellas. La última victoria del decano en el feudo palentino data de la temporada 2011-2012 cuando se impuso por un ajustado 66-69.
Este será un partido muy emotivo para dos jugadores del Melilla Baloncesto: Carles Bravo y Quique Garrido. Ambos volverán a la que fue su cancha por primera vez en partido oficial desde que abandonaran la disciplina morada el pasado verano.
