Los 8 guardias civiles a los que el Juzgado de Instrucción número 2 de Melilla imputó por supuestos golpes propinados a un inmigrante subsahariano en el salto a la valla del 15 de octubre del año pasado acudirán hoy a declarar ante el juez Emilio Lamo de Espinosa.
Ayer estuvieron citados los testigos en este procedimiento, abierto a raíz de una denuncia presentada por Prodein, que presentó un vídeo del intento de entrada, en el que se aprecia cómo un inmigrante, al que la ONG Prodein identifica como el camerunés Danny, es “rodeado y golpeado” por un grupo de guardias civiles, que emplean sus defensas.
Los imputados son un comandante, un teniente y seis guardias civiles. MELILLA HOY ha podido saber que dos de los guardias acudieron ayer a declarar también como testigos. Los dos, con muchos años de servicio en la Benemérita, están destinados en la Comandancia de la Guardia Civil y se da la circunstancia de que resultaron heridos en su labor de contención de aquel intento de entrada. Uno de los agentes tuvo que recibir, de hecho, varios puntos de sutura en la cabeza. Pese a todo, ambos agentes volvieron a la valla una vez recibida la asistencia sanitaria, dado que el dispositivo habilitado estaba desbordado.
Un salto muy violento
Hay que recordar que aquel salto masivo fue uno de los más violentos del año pasado, en el que 140 inmigrantes permanecieron encaramados durante horas, en las que varios de ellos amenazaron a los agentes con contagiarles el virus del Ébola escupiendo, intentando tocarles con heridas sangrantes e incluso orinando a escasos metros de ellos para evitar el control de los guardias, tal y como se pudo apreciar en diversas grabaciones.
Según el auto firmado por el juez Emilio Lamo de Espinosa se cita a declarar a los agentes con objeto de determinar si el empleo de la fuerza realizado ese día “fue o no contrario a derecho”. Para el juez, es necesario determinar si el empleo de la fuerza fue acorde a lo permitido por la ley, ya que, resalta también el auto, en una grabación aportada por la Guardia Civil también se aprecia cómo el inmigrante “parece empuñar un garfio” en la mano derecha.
