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Nota En Libertad

Vivos al corral

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El pluralismo político se ejerce en España ,esencialmente, mediante la democracia representativa. El art. 1º,1, de la Constitución Española de 1978, dice:
1. España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político.

A su vez, el art. 6º de la Constitución Española, dice: “Los partidos políticos expresan el pluralismo político, concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular y son instrumento fundamental de la participación política…”.

Los partidos políticos son, como vemos, entes básicos para la democracia y para el ejercicio de los valores que pretende el sistema democrático y, tal ejercicio, deben realizarlo sin ventajas entre ellos, ni mucho menos, con trampas; los partidos políticos y sus representantes han de competir con limpieza. ¿Qué significa la limpieza política?. Es, el sometimiento a las reglas del procedimiento electoral, así como la sujeción a los principios y los valores que enumera el citado art. 1º.1 de la Constitución: la libertad, la justicia, la igualdad y propio pluralismo en el ámbito del ordenamiento jurídico.

El ejercicio de estos valores obliga a los partidos políticos, por el propio concepto del “pluralismo político”, a no ofrecer ventajas irresponsables e impagables a los ciudadanos en sus programas electorales (las llamadas “superofertas” electorales) o actuar con abuso en la posición de superioridad que puede ejercer el partido que está en el poder, ya sea mediante la disposición de recursos del presupuesto o del clientelismo “colocador”, pues, supondría una acción política con juego sucio: corrupción política.

La democracia y el procedimiento democrático son mucho más que el acto de votar, y, asimismo, es más que la celebración de la campaña electoral, propaganda o mítines, o las discusiones en los medios de comunicación entre los principales candidatos de cada partido. En efecto, esto es la espuma que viven los ciudadanos llamados a votar, que, finalmente, expresan su voto movidos por un programa, un sentimiento político o por la simpatía o confianza de cada candidato. En resumen, la voluntad popular se forma mediante el pluralismo político de los partidos y debe ser el resultado de la competencia efectiva y limpia entre tales partidos.
¿Ha habido debate ideológico y programático en la campaña de las recientes elecciones andaluzas?. Creo, lamentablemente, que no ha habido debate ni análisis comparativo de cada una de las ofertas presentadas sino que la acción política se ha quedado en la espuma de la propaganda de siglas y presencia de sus líderes en los medios de comunicación. Las ofertas de los partidos apenas han sido debatidas, simplemente, ha habido ruido, palabras y figuración estética sin profundizar en los temas que preocupan a los españoles.

La campaña andaluza podía haber servido de antesala a las elecciones sucesivas de este año 2015 para el debate de los temas esenciales que preocupan a los españoles, el paro y la corrupción. Como se dice sobre los toros que no se saben torear: se han ido vivos al corral. El grave tema de la corrupción apenas ha sido tratado por los dos grandes partidos; no se ha aludido a su preocupante extensión, método operativo, autores, cuantías de Eres y de los Fondos de Formación y controles nuevos, si los hay. Es esencial en la democracia que el sistema tenga rigurosos métodos de control en el destino de los recursos públicos pues no hay tema que más desanime e indigne a los ciudadanos. Desde el debate y aprobación del presupuesto anual se debe conocer cada partida y su destino, y la oposición debe hacer un trabajo responsable de seguimiento. Desde hace años, según la investigación que está realizando la jueza, Sra. Alaya, se han desviado en la Junta de Andalucía fondos públicos que no se han destinado a su fin. Para colmo, ahora, hemos oído desde Libertad Digital, cómo utiliza el partido hegemónico socialista los empleados y recursos de la Administración Pública (la delegación de empleo en Jaén) para sus intereses partidistas electorales. Existe una seria invasión de la administración por parte de los partidos políticos y más, en este caso hegemónico, y ello nos recuerda que es imperativo marcar una perfecta línea divisoria entre administración y cargos políticos.

En la Comunidad Andaluza el paro alcanza al 35% de la población activa; sin embargo, apenas los partidos han debatido la forma de romper esta duradera inercia del desempleo; existe un auténtico inmovilismo y falta ambición para resolver este problema, porque el problema del paro no se resuelve con “superofertas” de subsidios e imposible gasto presupuestario pues esta vía, o es un simple parche, o un señuelo para atraer el voto.

La cuestión de la oferta o subasta de subsidios, “in crescendo”, exige parar y meditar seriamente la cuestión. Tiene un doble ámbito, moral y económico. Desde un punto de vista moral está claro que los españoles no podemos dejar que alguien pase hambre en nuestro país; pero tampoco que alguien manipule la población aireando el miedo al cambio haciendo que el voto se emita con temor a perder alguna ayuda justa, o a ganar un ingreso extraordinario.

La formación completa de los ciudadanos no puede omitir el afán de superación en la realización personal, en base a una ambición lógica. Es muy triste que pueda haber votantes que no castigan la corrupción de un grupo político por el miedo a perder un derecho al subsidio. Es un debate complejo, pero necesario, y se debe plantear con salidas ambiciosas, porque ahí nos jugamos parte de nuestro futuro como país.

CONCLUSIÓN: Durante la campaña electoral al parlamento de Andalucía los partidos políticos no han debatido con rigor los dos problemas que más preocupan a los españoles, y entre ellos a los andaluces, el paro y la corrupción. Sin embargo, es necesario que se debatan seriamente en este año cargado de citas electorales. El sistema democrático y el pluralismo político limpio necesitan un ordenamiento que frene la corrupción y también el intento de sacar ventaja con promesas de “superofertas” impagables.

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