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Denuncia Pública

Del vergel al desierto en cuestión de horas

Una vez más el sinsentido humano de unos desaprensivos con motosierras en las manos, vuelve a sorprenderme y sobrecogerme el corazón al verlos destruir la vida que se regala, aquella que no obstante el ser humano no ve, ni percibe, ni siente.

Es como si al verlos delante de un magnifico ser vivo, mutilándolo y destruyendo su estructura y su ser, escuchara en mí a los árboles gemir de dolor y de pena al ser tratados como un leño en manos de un carpintero, es cómo si pidieran ayuda ante el insensible ser humano que le ataca sin motivo alguno, sin razón, sin justificación, sin lógica. Así me sentí esta mañana, y así me siento cada día en el que descubro que la ignorancia y el maltrato a los arboles de Melilla, no disminuye, todo lo contrario va en aumento. Así me siento cada día en el que descubro que nuevamente la empresa Talher, con el consentimiento de la Consejería de medioambiente, destruye la vida en un acto, que con todo convencimiento, yo califico de atentado contra el medioambiente.

Habrá quien diga al ver la masacre actual contra los eucaliptos de la ciudad, que éstos se regeneran y vuelven a crecer, lo cual en la mayoría de los casos es cierto, vuelven a crecer y ponerse frondosos después de un esfuerzo sin igual e innecesario. Un proceso en el que sin embargo algunos ejemplares mueren. Pero este no es el asunto, el asunto es siempre saber porqué. ¿Por qué tanta destrucción innecesaria?, ¿por qué cortar hasta dejar un tronco sin una sola hoja, sin una sola rama?, ¿por qué tantas podas sistemáticas año tras año sobre los mismos arboles? ¿por qué podar también aquellos ejemplares en las zonas que no molestan a nadie?, ¿por qué se han podado los pinos del Parque Lobera?, ¿por qué destruir la vida, los arboles que nos regalan sombra, oxigeno y frescor?, ¿Por qué poner esta tarea en manos de personas sin formación ni sensibilidad para con la vida?, ¿por qué tanto dolor?
Cada vez tengo más claro que todo lo que viene a la humanidad es fruto de la actuación del ser humano para con el planeta Tierra, nuestra madre, la que nos regala todo lo que necesitamos y más, pero a la que maltratamos de una manera sin igual: la atmosfera contaminada, los mares como vertederos, los ríos muertos, los campos llenos de pesticidas y productos químicos, los bosques y campos en manos de cazadores que justifican la muerte del animal porque opinan que ellos son quienes conservan y mantienen la vida salvaje, miles de objetos de desecho orbitan el planeta Tierra, la capa de ozono destruida, bosques y selvas talados para crear campos de forraje, miles de millones de animales criados y matados solo para satisfacer nuestro paladar, y un sinfín de datos que aburrirían al más pintado Y cómo no, nuestro maltrato sistemático y cruel a cientos de arboles cada año.
¿Creen acaso estos carpinteros-jardineros que si trabajaran en Suiza, Alemania, Austria, en Galicia, Asturias, o el País Vasco, donde la vida verde germina por doquier, que allí los dejarían actuar así tan deliberadamente con una motosierras en sus manos y ante un magnifico árbol casi centenario?, la respuesta es no. Tras el primer intento estarían automáticamente despedidos. ¿Por qué entonces consiente la Consejería que esta empresa actúe así?, ¿Por qué? ¡Tengo tanta curiosidad en saber quien sembró en las mentes de los jardineros de esta ciudad, la justificación de la importancia de podar así!, es como si estuvieran convencidos de que le hacen al árbol un gran favor, cuando lo que le están regalando es un sufrimiento sin igual, una posible muerte gratuita. ¡Que el árbol no gima no quiere decir que no sufra!
Los arboles han sido diseñados genéticamente para regalarse, y esto tras millones de años en los que no han necesitado al ser humano para nada. Y ese es su mayor anhelo: crecer, ser, regalarse, dar sombra y oxigeno, dar verdor y dejar nacer un sus ramas a miles de pajaritos que volverán siempre durante años. Pero no, la imperiosa necesidad de talar, mutilar y matar se impone a La Vida. Sí, la vida, aquella que nunca podrá mostrarse a quien trata un árbol o un animal como un desecho, como un objeto sin valor y sin respiración. ¡Cuanta ceguera espiritual, cuanta ignorancia, cuanto dolor!
Quiero agradecer encarecidamente a este periódico, Melilla Hoy, la oportunidad que me da siempre que ocurre una catástrofe de este tipo en esta ciudad, cosa que ocurre con bastante asiduidad, la posibilidad de publicar mis artículos, que no son otra cosa que una crítica, una llamada de socorro, una defensa, la única voz que se alza en esta ciudad a favor de los árboles, unos inocentes silenciosos maltratados, acosados y mutilados sin justificación. Quiero dar las gracias a este medio de comunicación porque de no ser así, no habría nadie que en voz alta hablara en esta ciudad a favor de la dignidad de los árboles de Melilla. Sí, la dignificad de un árbol es aquello que desaparece tras el paso de un empleado de Talher, es decir, algo que un jardinero de Melilla jamás podrá captar. La perdida de la dignidad de un anciano árbol podado es exactamente igual a si alguien cogiera a los abuelos y las abuelas de los jardineros y los dejara desnudos en mitad de la plaza, con la cara pintada de forma ridícula y la cabeza rapada. La dignidad no es únicamente una cualidad humana, por eso imploro una vez más, un año más, al sentido común, a la sensibilidad, a la piedad para con los arboles de esta ciudad.

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