Si bien es cierto que la gestión del Contrato Marítimo de Melilla con Málaga y Almería, ha sido manifiestamente mejorable, no es menos cierto que el resultado final ha sido la mejor opción que podía salir. O bien, como nos gusta decir en esto casos, la “menos mala” posible para los intereses de los melillenses.
En los últimos dos años, y después de un par de intentos frustrados, hemos vivido una especie de incertidumbre falsamente generada por toda la información vertida en los medios de comunicación. En todo este tiempo, se ha oído casi de todo por parte de unos y otros.
De una parte afirmaciones como: “ … el mejor contrato que nunca ha tenido Melilla”, “ …..olvídense de los barcos rápidos. Eso ya no existe, simplemente se los han llevado… “, “ en el nuevo contrato todos los barcos serán de alta velocidad” , y de otra parte; “ … uno de los errores más grandes del gobierno local…..”, “ … horarios demenciales en el nuevo contrato…. “, ….el nuevo contrato marítimo no es más que un engaño…. “.
Dejando a un lado las diferentes afirmaciones vertidas por unos y otros, la situación actual en la que nos encontramos, podríamos describirla de la siguiente forma.
La compañía adjudicataria, Trasmediterreanea, no es otra que la misma que venía realizando el servicio durante casi cien años. Ahora bien, los buques ofertados: Sorolla, Fortuny y la Nave de Gran Velocidad Milenium Dos, se encuentran entre los mejores de su categoría y constituyen sin duda, lo mejor de su flota. Nada tienen que ver, estos modernos “Superferry”, con los antiguos buques que todos conocemos, “Santa Cruz de Tenerife ”o “Las Palmas de Gran Canaria “ . Los buques ahora ofertados por la Compañía, son desde un punto de vista estrictamente técnico, equivalentes a los que ofertaban en competencia las Navieras Armas o Balearia. Sus dimensiones principales, prestaciones y capacidades de pasaje/carga rodada, son prácticamente equivalentes. Ahora bien, estos barcos Sorolla y Fortuny, son muy superiores a los de la competencia en cuanto a número de plazas en camarotes se refiere, y en equipamiento de zonas comunes. Estas circunstancias objetivas, junto con la mejor oferta económica, son las que han sido valoradas por los Técnicos de la Dirección General de la Marina Mercante, y no los deseos particulares del Vice-Consejero de Turismo de Melilla.
A día de hoy, la adjudicación es un hecho cierto, y el Gobierno de Melilla debería dirigir sus esfuerzos a respaldar el criterio de adjudicación del Órgano de Contratación del Ministerio de Fomento. Lejos de este posicionamiento, el Gobierno parece desempeñar el papel de la Oposición ante una iniciativa propia. El pliego ha sido redactado enteramente al dictado de las exigencias del Gobierno local y la DG de la Marina Mercante se ha limitado, con acierto, a seleccionar la mejor oferta. Lo demás son cantos de sirenas. Podemos concluir pues, “que tenemos el mejor Contrato Marítimo posible para los próximos dos años “. Pero esto no significa que debamos conformarnos sin más, sino todo lo contrario. Este contrato debe ser modificado en dos aspectos fundamentales y con carácter de urgencia.
El primero de ellos, la inmediata modificación de los horarios propuesto en el pliego. La salida de Melilla hacia Málaga a las 8:00 h. de la mañana, resulta a todas luces insostenible. Hace unos meses, el diario de más difusión en la ciudad, Melilla Hoy, publicaba los resultados de una encuesta de opinión realizada entre los melillenses. No vamos a entrar ahora en los detalles de la misma, pero los datos eran contundentes y concluyentes. La mayoría de los melillenses prefería el viaje nocturno a Málaga. No se entendería de ninguna manera que el actual Gobierno local, llamado a ganar las próximas elecciones autonómicas, abordara las mismas con los horarios diurnos planteados. Hasta ahora, da la impresión de que únicamente los Partidos Políticos de la Oposición, se hacen eco de esta demanda de los melillenses.
Afortunadamente para todos, los buques de Trasmediterranea permiten esta adaptación al viaje nocturno, porque disponen de un gran número de camarotes. Si la adjudicación se hubiese decantado por alguna otra opción, el problema sería irreversible, puesto que sus barcos no tenían esta capacidad de plazas en cabinas. En segundo lugar, y no por ello menos importante, sí que sería necesario exigir un estricto cumplimiento de las condiciones del contrato en cuanto a los servicios a bordo y por supuesto en tierra. Trasmediterranea debe mejorar, sin duda, en trato y servicio a los melillenses. Al margen de estos puntos clave, no podemos olvidar el riesgo colateral que puede sufrir la compañía Armas, como consecuencia de la adjudicación de este contrato a Trasmediterranea.
El Gobierno de Melilla en este caso, sí que acierta apoyando sin reservas la línea Melilla- Motril, que tan buenos resultados está dando para los usuarios. Hay que evitar en la medida de lo posible, que la Compañía Armas quede en situación de desventaja y se vea obligada a abandonar la actual línea. Esto sí que constituiría, sin lugar a dudas, un franco retroceso global en las comunicaciones marítimas de Melilla con el resto de España.
