Menospreciar algo cuando se pierde siempre fue un error, se cambia mientras se está dentro y, puede, que alcancemos algo. Los resultados electorales andaluces del pasado Domingo merecen una reflexión para todos. La corrupción que existe parece que no es suficiente motivo para quitar a aquellos que la siguen amparando de mil formas posibles.
Al PP de Rajoy, tras dejarse diecisiete escaños en ese Parlamento autonómico y quinientos mil votantes en el camino solo le cabe la autocritica ante un resultado desastroso. Lo facil es mirar para otro lado, creerse perfecto y continuar con el banquillo que se tiene, que no solo esta cojo, sino que, para la inmensa mayoría de los españoles, es inservible. El presidente del PP rechazó en el Comité Ejecutivo cualquier crítica por el pésimo resultado de Andalucía, cuando su responsabilidad es directa y además se niega a llevar a cabo una catarsis. Siempre supimos como llegó Moreno Bonilla y ahí está su fracaso, el suyo y el de aquel que lo puso. El problema del PP es que está perdiendo su base de votantes de toda la vida y los que lo fueron circunstancialmente tambien se estan escapando hacia formaciones que han irrumpido y a las que hay que valorar y no tratar de ningunearlas como se está haciendo. Tal vez si en algun momento tuvo estrella el gurú Pedro Arriola, ésta se apaga, pero una cosa es que pierda luminosidad y otra es que se diga que el último apague la luz. Rajoy está tirando por tierra el legado de Aznar, se muestra mas tancredo que nunca y sus tiempos no son los que se precisan. Si la inacción nunca fue buena ahora es infumable, hay que pasar a actuar, no queda otra. Los ciudadanos demandamos regeneración y si el PP no toma ese camino, pueden hacer que el desencanto del voto de centro derecha nutra a Ciudadanos, además de los que hasta ahora confiaban en UPyD ante el espectáculo que está ofreciendo Rosa Díez. Siempre se dijo que los que habitan la Moncloa sufren un síndrome de aislamiento, de soledad y de lejania con la calle. A Mariano Rajoy el reloj va descontando las horas hasta el 24 de Mayo, queda poco pero algo resta, es tiempo de cambio interno, de darse cuenta que las primarias deben ser algo normal, saludable e imprescindible para escuchar la voz de la militancia y de una calle que cada vez más exige transparencia que se aparta de dedos y sillones o de coches oficiales o de la mediocridad imperante de los de siempre que son sumisos además de nulos intelectualmente. IU es otro partido que se ha descalabrado, por sus rencillas internas que nacen de egos o de amorios que llevan a la traición y por unas ideas que se quedaron demasiado atrás. El bipartidismo está dejando de existir por equivocaciones de peso, por olvidos en época de crisis, por la corrupción y por la opiniones tan diversas que la sociedad española manifiesta. La reflexión va por barrios, a todos afecta y ninguno debe excluirse de su práctica. Susana Díaz, ganadora pero sin mayoría absoluta, no le queda otra que dialogar, se ha quitado la rémora de IU, pero Alberto Rivera ya le ha anunciado que no cogerá el teléfono si no quita de las siglas a Chaves y a Griñán. Podemos, suma lo anterior a su rechazo a las hipotecas. Veremos como se funciona desde dentro de las instituciones y si un nuevo tiempo favorece sentarse sin horas para solucionar lo que los andaluces demandan, es decir trabajar por el bien general. Los resultados siempre son estrapolables, mas aún cuando todos los que han obtenido escaños en el Parlamento andaluz son partidos nacionales, el no verlo es simplemente no querer, y ese es el problema.
