La Unión Deportiva Melilla ha logrado un punto en su visita a Marbella tras un partido que se le puso muy cara con un 0-2, pero que los locales lograron igualarlo en un arreón de juego, ya desde la desesperación de su posición en la tabla, en solo dos minutos. El partido comenzó con muchos nervios por parte del conjunto local, muy necesitado de puntos, que aprovechó bien el Melilla para tomar el mando y llegar al área local. En los primeros cinco minutos de partido hubo cuatro saques de esquina consecutivos a favor de los melillenses. El segundo de ellos lo remató en el segundo palo Guille Roldán y el balón se paseó por toda el área pequeña para salir rozando el otro poste. Fue la primera gran ocasión para los visitantes.
El Marbella se sacudió esa salida del Melilla y respondió también a balón parado con otros tres saques de esquina. El partido parecía decantarse hacia la estrategia.
Cumplido el primer cuarto de hora, el encuentro estaba muy equilibrado entre ambos conjuntos. En el minuto 17 se produjo el primer disparo a puerta de los locales, muy lejano, por medio de Guillem, que atajó bien abajo Álvaro.
A la media hora de juego, el Marbella F.C. se había hecho con el dominio ante un cuadro unionista al que le costaba dar varios pases seguidos. El campo se inclinaba hacia la portería de Álvaro, pero los melillenses se defendían bien y no pasaban apuros.
El conjunto costasoleño solo logró crear algo de peligro en los últimos instantes del primer tiempo con varias acciones. En el minuto 40, un centro de Álex Herrera estuvo a punto de rematarlo Guillem desde el área pequeña, pero se anticipó Álvaro. En la acción siguiente, Guillem ganó un balón a la espalda de la defensa, intentó desbordar al portero, pero se escoró mucho y al final la jugada terminó con un centro de Álex Herrera que pegó en la parte superior del larguero.
Y en pleno acoso marbellí, una acción que fue muy protestada, cuando Añón robó un balón a la defensa melillense y se marchaba solo ante el portero melillense, pero el árbitro pitó una falta inexistente y abortó la que habría sido, sin duda, la mejor acción de los locales. Al descanso se llegó con el empate sin goles.
La segunda parte se inició con los visitantes queriendo sacudirse un poco el dominio para no estar tan a merced de su rival como en el primer tiempo. No sólo lo consiguieron, sino que, además, lograron ponerse por delante con un balón que le cayó a Guille Roldán y no perdonó para hacer el 0-1.
El mazazo fue grande en el Municipal, tanto para la afición como para el equipo local, que veían cómo se le complicaba mucho el partido. La situación para los melillenses fue justo la contraria, situándose con ventaja ante un rival al borde de un ataque de nervios.
La reacción marbellí no se hizo esperar y solo tres minutos más tarde Guillem tuvo el empate al quedarse solo ante el portero Álvaro, pero se llenó de balón y lo envió a las nubes. Los locales tenían que buscar la portería contraria, agobiados por su situación en la tabla, y ahí el Melilla podía buscar algún contragolpe para sentenciar. De momento, su defensa continuó siendo buena y, salvo la ocasión de Guillem, el Marbella no llegó con claridad.
En el minuto 65, un gran contragolpe por la banda izquierda de Richi lo remató Nacho Aznar, aunque en fuera de juego, en un gran susto para la parroquia local. Había espacios libres y los melillenses los buscaron, aunque al final los encontraron a balón parado. Fue en el minuto 67 cuando Richi remató una falta lateral para poner el 0-2 y dejar el partido casi decidido para su equipo. Pero no fue así, en dos minutos, el Marbella F.C. logró igualar.
El tanto que metía a los locales en el partido lo marcó el central Paco Aguza al rematar un saque de esquina. Y casi en la celebración, poco más de un minuto después, Añón cazaba un balón para empatar con un disparo raso. El encuentro se había vuelto totalmente loco, con tres goles en cuatro minutos. El primero de ellos parecía definitivo, pero en un suspiro igualaron los locales.
Los últimos quince minutos fueron de desenfreno absoluto. El Marbella buscó un triunfo que necesitaba. Las llegadas fueron constantes con el público tirando del equipo. Pero el Melilla no renunció a nada y buscó los contragolpes. El partido fue auténticamente vibrante en esta fase. Pese a la intensidad que le pusieron ambos equipos, el marcador ya no se volvería a mover gracias a la intensidad defensiva del Melilla.
