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La firma invitada

El negro futuro de UPyD

El partido presidido por Rosa Díez ha vivido su particular semana de pasión tras el batacazo electoral sufrido en Andalucía que les dejó fuera del Parlamento andaluz. La falta de autocrítica en la rueda de prensa que ofreció al día siguiente de las elecciones hizo que se encendieran todas las alarmas y que cargos públicos como los diputados en el Congreso Toni Cantó, Irene Lozano o Álvaro Anchuelo se posicionaran públicamente, con distintos matices, contra la actual dirección de UPyD.

El Consejo Político celebrado el pasado sábado no ha resuelto nada, más bien lo ha aplazado, al decidir celebrar un congreso extraordinario tras las elecciones municipales y autonómicas de mayo. Quizás, para entonces, sea ya demasiado tarde.

El problema de fondo que tiene UPyD es que una buena parte de sus potenciales electores han dejado de verlo como un partido útil para combatir los vicios del sistema que encarnan el PP y el PSOE. De esa función de utilidad se ha apropiado claramente Ciudadanos, con quien Rosa Díez no quiere ni oír hablar de posibles pactos o alianzas preelectorales. Una negativa al pacto que ha sido percibida por los ciudadanos como un gesto de poca generosidad por parte de la todavía líder de UPyD.

En política, como en otros órdenes de la vida, el estar en el sitio oportuno en el momento oportuno suele ayudar mucho a salir adelante. Eso es lo que le ha pasado a Ciudadanos. Después de unos años batallando casi en solitario en Cataluña contra el nacionalismo independentista encarnado por CiU y ERC, se han decidido a dar el salto al resto de España, con un líder joven, Albert Rivera, que tiene un discurso fresco y entendible por el gran público, acompañado por otras personas muy desconocidas en general pero que tienen a su favor precisamente eso: que son caras nuevas, con trayectorias profesionales alejadas de los aparatos de los partidos. Contra eso es muy difícil que UPyD pueda luchar, mucho más cuando la gente percibe que son muchas más las semejanzas que las diferencias que tiene con Ciudadanos. Y puestos en la tesitura de elegir, parece claro que el elector se decanta por la formación liderada por Rivera. Por otro lado, las peleas internas de los partidos es algo que no solamente cansa a la opinión pública, sino que además suele ser castigado cuando llega la hora de votar. Y en UPyD ha habido en los últimos tiempos demasiados líos y batallas. Desde el conflicto, que acabó con su dimisión como eurodiputado, del profesor Francisco Sosa Wagner por proponer un entendimiento con Ciudadanos, pasando por muchas bajas de militantes, para acabar con el desmarque de la actual dirección de tres de los cinco diputados que UPyD tiene en el Congreso. Por todo ello el futuro de la formación magenta no solo es incierto sino francamente negro.

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