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Adiós

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Los barcos J.J. Sister y Las Palmas de Gran Canaria ya son historia para Melilla porque han sido sustituidos por los dos mejores barcos de la flota de Trasmediterránea, algo impensable hasta hace poco en esta ciudad, después de haber sido tradicionalmente maltratada en cuanto a sus transportes Melilla acaba de decir adiós, definitivamente, a los buques que han estado casi 9 años cubriendo las líneas marítimas que nos conectan con Málaga y Almería. Los barcos J.J. Sister y Las Palmas de Gran Canaria son ya historia, afortunadamente, para esta ciudad. Casi una década han tenido que esperar los melillenses para ver desaparecer de los muelles del puerto esos barcos antiguos, lentos y en mal estado de conservación que nos trajo el Gobierno de Zapatero en octubre de 2006. Las poco exigentes condiciones de los dos contratos marítimos que los socialistas adjudicaron durante sus dos legislaturas abrieron la puerta de nuestra ciudad a estos dos buques que los melillenses hemos tenido que soportar durante más tiempo del deseado y que ha sido una de las claves principales para que los melillenses hayan apostado masivamente por la línea de Motril desde Armas empezó a operarla en 2011.

Pero el J.J. Sister y Las Palmas de Gran Canaria, como hemos dicho antes, ya son historia para Melilla porque han sido sustituidos por los dos mejores barcos de la flota de Trasmediterránea, algo impensable hasta hace poco en esta ciudad, después de haber sido tradicionalmente maltratada en cuanto a sus transportes. El Fortuny y el Sorolla ya están cubriendo con total normalidad las dos líneas clásicas de nuestras comunicaciones marítimas, y han llegado sin hacer apenas ruido, salvo el de las críticas de la oposición que no sabe cómo restar méritos a quienes han logrado desde el Gobierno actual este logro que tanto se ha hecho esperar.

Los melillenses, cuando se suban a los barcos, podrán comprobar que estos dos superferries tienen mayores y mejores prestaciones que los dos barcos que los han antecedido, por mucho que la oposición diga lo contrario e intente marear con polémicas artificiales como la programación de horarios que se proponía inicialmente y que al final sólo será cuestión de un par de semanas para volver a la de siempre. Lo último ha sido el intento lamentable de PPL de meter miedo a los melillenses para que no usen los barcos nuevos, en concreto el Fortuny, buque insignia de la flota de Trasmediterránea. Y para ello, el secretario de Transportes de los pepelistos sacó ayer en las redes sociales el historial de este superferry para dejar caer que en sus 15 años de vida ha tenido dos accidentes, los dos por maniobras de atraque que provocaron una colisión contra el muelle. Siniestros idénticos a los que sufrió el J.J. Sister hace un par de meses en el puerto de Málaga y que se saldaron sin graves daños personales. ¿Qué pretende PPL? ¿Atemorizar a los melillenses para que no se suban a los nuevos barcos y que no conozcan las mejoras evidentes que se han conseguido en el servicio? Lamentable, como todo lo que procede de dicho pseudopartido político, que obvia en su estrategia un detalle fundamental, y es que los barcos, como todos los medios de transporte, son máquinas que pueden sufrir accidentes y que lo deseable es que no ocurran nunca. Ninguna compañía está libre de ellos, como demuestra el hecho de que las tres que se presentaron al concurso de Melilla los han sufrido, una con un hundimiento incluso, y siguen operando con éxito y gran acogida en los dos archipiélagos y el Estrecho. Por lo tanto, los melillenses deberían hacer oídos sordos a aquellos que sólo pretenden contaminar y manipular, y comprobar por sí mismos las mejoras conseguidas, palpables con sólo acercarse al puerto.

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