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Columna Abierta

Ibn ‘Arabí y su tiempo: Viaje y creación

Ibn al-‘Arabí ha sido y es para los sufíes referencia doctrinal de primer orden y, para muchos otros, fuente inagotable de influjo espiritual. Su obra indudablemente es reflejo de las etapas de su experiencia interior, pero éstas no son separables de su vida, o lo que es lo mismo, son fruto del constante peregrinar que le hizo recorrer,…
… primero, su patria una y otra vez, y atravesar, después, el mundo islámico en uno de los momentos más dramáticos de su historia. Muhammad Ibn al-‘Arabí, llamado por sus seguidores al-Shaykh al-Akbar (el Mayor Maestro), y generalmente conocido como Muhyiddín (Vivificador de la religión), nació en Murcia el 28 de julio de 1165. Aunque su nombre de familia, o su apellido,( es según consta en notas suyas autógrafas Ibn al-‘Arabí, existe la costumbre desde la Edad Media de llamarlo Ibn ‘Arabí.La razón de este apellido es su lejano origen árabe, por línea paterna; su madre, por el contrario, era bereber. Adolescente aún, formado en jurisprudencia, gramática y retórica, se preparaba para trabajar como secretario del gobernador de Sevilla. Pero, cuando contaba menos de quince años, tuvo una visión que le hizo emprender la búsqueda de la perfección religiosa. A partir de entonces, frecuentó a numerosos ascetas y místicos en al-Andalus y en el Norte de África. Mantuvo su residencia en Sevilla hasta cumplidos los treinta años. Después, se estableció en Túnez y Fez. Retornó a al-Andalus a finales de 1198. Durante casi un año, no cesó de ir y venir por los caminos de su patria. Se trataba de efectuar una última visita al país natal para despedirse de sus maestros y compañeros en la vía mística. Primero se dirigió a Algeciras. Luego continuó su ruta hasta Ronda. Desde allí, se traslada a Sevilla, a donde llega cuando se estaba construyendo la Giralda. La etapa siguiente es Córdoba. La presencia allí de Muhammad coincide con el entierro de Averroes, muerto algún tiempo antes, el 11 de diciembre de 1198, en Marrakech.

Desde Córdoba, el viajero se encamina a Granada; ciudad que abandonará al poco para dirigirse a su tierra natal, Murcia, donde se entrevista con Ibn Saydabún, famoso discípulo de Abu Madyán. Unos días después, ya está de nuevo en camino, esta vez en dirección a Almería, donde llega el 27 de junio de 1199. A diferencia de la mayor parte de los expatriados andalusíes, que preferían quedarse en Egipto a donde les había conducido la ruta de la peregrinación, Muhyiddín escogió Siria como tierra de asilo en su vejez. Se establecerá en Damasco a partir del año 1223, junto con un cierto número de sus discípulos. La amistad y la protección que le prodigó la poderosa familia de los Banu Zakí, (una verdadera dinastía de Cadíes Mayores) es sin duda una de las razones que hicieron que Ibn al-‘Arabí prefiriera instalarse en Damasco en lugar de en Alepo, donde residían importantes seguidores suyos. Tal protección le permitió proseguir su enseñanza doctrinal con toda tranquilidad, sin ser inquietado por las autoridades religiosas. Sería precisamente en la casa de un miembro de esta familia, que era llamado con el mismo sobrenombre que nuestro sufí, Muhyiddín Ibn Zakí, donde Ibn al-‘Arabí murió,siendo enterrado en el mausoleo de la familia.

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