El conflicto sirio ha transformado en cuestión de pocos meses el panorama del CETI de nuestra ciudad. Desde hace ya un tiempo, los sirios son la amplia mayoría de esta infraestructura estatal, muchos de ellos niños porque llegan familias enteras hasta Melilla. Las ONG denuncian que este centro no está preparado para atender a tantos menores, y muestra de ello es la carencia de cunas, hasta el punto de que las madres construyen hamacas con telas clavadas a la pared que son poco seguras para sus bebés. Así lo apuntaba ayer una portavoz de Amnistía Internacional, Virginia Álvarez, en un reportaje publicado por Radiotelevisión Española, en el que advertía de que la falta de cunas empuja a las madres a utilizar un trozo de tela, atarlo con cuerdas y clavarlo en la pared para propiciar el descanso de sus hijos. “Es una imagen terrorífica, ver esas hamacas tan poco seguras con los bebés dentro. Ya no están en un campo de refugiados, ¿es lo único que España puede ofrecerles?”, se preguntaba Virginia Álvarez en dicho reportaje de RTVE.
Según los datos que refleja, atribuidos al director del CETI, Carlos Montero, en estos momentos hay 1.600 inmigrantes acogidos en el centro, de los cuales 400 son niños. De ese total de 1.600, 1.300 son de nacionalidad siria. La situación contrasta con la que había hasta no hace demasiado tiempo, cuando el perfil mayoritario del CETI eran subsaharianos adultos.
Montero defiende que se han hecho “algunas reformas y mejoras para intentar aprovechar todo el espacio del CETI”, aunque sigue estando saturado. Incluso con la agilización de las salidas, de las que hay una media de 250 personas a la semana, siendo el máximo tiempo de estancia en Melilla de tres meses. Esto es gracias, entre otras causas, a que ahora la mayoría de los inmigrantes sirios que llegan a Melilla deciden pedir asilo. Actualmente, alrededor del 80%, frente a lo que ocurría antes, cuando la gran mayoría querían marcharse a otros países y renunciaban a solicitar el asilo.
CEAR no está de acuerdo y una de sus representantes, Paloma Favieres, apunta a que los CETI “están colapsados y siguen sin tener capacidad para agilizar los trámites”. “Por ejemplo, el centro de Melilla sólo tiene capacidad para 480 personas, pero ahora puede haber allí miles de ellas, a la espera de un traslado a la península, que se retrasa durante meses. Esto es una violación de sus derechos fundamentales”, dice la responsable del área jurídica de CEAR a RTVE.
