Creo que, sin menospreciar ninguno de los aspectos técnico-tácticos del equipo melillense, que el más destacable ha sido la motivación y las ganas de ganar. Seguro que cualquier espectador que haya pasado este fin de semana por el pabellón del balonmano se habrá quedado, por encima de todo, con este detalle. Ganas de ganar, ilusión y sacrificio, que unidos a la disciplina han hecho vibrar a cuantos han asistido al campeonato este fin de semana. Sí señor, creo que esta frase puede definir claramente lo vivido este fin de semana en el pabellón del balonmano melillense, que no es otro que el Lázaro Fernández. Hay que reconocer, sobre todo, por parte de los aficionados y amantes del balonmano, que lo conseguido por los chavales liderados por Faisal Salmi es una proeza y una gesta muy pocas veces conseguida por un conjunto de nuestra ciudad, sea cual sea la especialidad deportiva.
Creo que, sin menospreciar ninguno de los aspectos técnico-tácticos del equipo melillense, que el más destacable ha sido la motivación y las ganas de ganar. Seguro que cualquier espectador que haya pasado este fin de semana por el pabellón del balonmano se habrá quedado, por encima de todo, con este detalle. Ganas de ganar, ilusión y sacrificio, que unidos a la disciplina han hecho vibrar a cuantos han asistido al campeonato este fin de semana. El balonmano tiene esto: «Que engancha», algo que ocurre poco en otros deportes y que en el nuestro te marca y te deja huella para siempre. Seguro que todos los chavales y componentes del Gimnástico Melilla llevarán marcados en su memoria estos momentos que con casi toda seguridad serán irrepetibles.
Como hombre de balonmano, que así es como me siento, solo me queda felicitar y desearle toda la suerte del mundo a este grupo, que es grande en muchos aspectos y que ha sabido encontrar la clave del éxito y ha multiplicado su rendimiento a través de la motivación.
ENHORABUENA EQUIPO
