Estaba por circunstancias en este hospital y haciendo tiempo en la cafetería, donde ojeando la prensa, me empapo de un hecho que no sólo me indignó, sino que me cabreó. Entre un momento y otro, observo a algunos padres atendiendo a sus hijos, sobre todo sus madres.
Observo y escucho disimuladamente por aquello de no "ofender" y veo de sus atenciones y conversaciones, de sus cariño y caricias; me sube cierta congoja a la garganta; doy un trago al café, trago más saliva que del descafeinado y sigo estas líneas.
Quedando "acongojado"; no deseo estos padecimientos a nadie y menos a seres tan jóvenes. Y lo digo por cierta experiencia que deseé hubiera ocurrido en mi persona antes que en un familiar, entre otras cosas porque uno tiene ya cierta edad y poco voy a dar de sí, aunque solo sea por lógica.
A lo lejos oigo la excepción a la regla, un par de maduros sin dolencias, hablan de contratos, rendimientos, intereses y otros movimientos, más dignos de una mesa de usura que de una cafetería de hospital donde uno de los campos es lo Oncológico. Pero así es la sensibilidad en la vida, unos pasan de lo que hay al rededor y otros se "acongojan"…
Vuelvo a la prensa para seguir enterándome de las barbaridades que por existentes, te encabronan; la noticia es que se trasladan hechos de otras tierras y películas americanas (saturadas de crímenes varios y aberrantes) a nuestro País, lo último el mocoso de 13 años que asesina a un profesor y con intenciones de mayores dimensiones. La ley del menor facilita la agilidad de no haber una mayor coercitividad y freno a ideas estúpidas y banales que en un irresponsable amparado por a Ley, no piensa en que ¡éso!, no se debe hacer. Más aún cuando pudiera estar pensando en algo de su edad, acorde con una inteligencia de homo sapiens civilizado en a familia, haciendo de sus actos caridad o contribución social (antes de haberse criminalizado) Pero cuando lees que, puede tener a su alcance una ballesta de caza (se supone), dardos y cuchillos de monte, pues es entonces cuando se te rompen os esquemas, ya que con un buen cerrojo y las llaves en lugar desconocido, dada la edad de los críos, los padres tenemos la obligación de seguirlos hasta en el water si es necesario… Para olfatear si huele, a porro o tabaco, aunque tú te quedes sin respiración y le preguntes a los hijos ¡pero niño que has comido que no hueles a rosas precisamente! Lo mismo cuando vienen de la calle. Y más mayores, al regreso de "la fiebre de sábado noche", lees guste o no, tengan 17 o 18 años, y diga la ley del menor lo que diga. Prueba de ello es lo que a vuelto a pasar esta vez con 13 años y otra vez anterior con ¿16? Catana que le regaló el papá. Y aquí ni pasa nada, ni se reforma la ley, ni nada de nada. Todo por que somos muy humanistas e inconscientes neoliberales; así va la moral de la Nación; cuenta abajo y sin frenos, desde aquel despistado 1978.
Hace algún tiempo atrás, decía en mi opinión, que un chaval con 13 años y dado el cuerpo que echan hoy en día, cualquiera de ellos nos inflaba la cara a tortas. Algún tocado por la mano de Dios comentó con boca pequeña, la consabida palabra o frase de, es un facha…. Yo ahora a éste "gilipollas", puedo decirle ¡ahí has tenido las muestras! Y en familias esta pasando que los hijos menores ¡pegan hoy a sus padres! Etc. Etc.
Para muestra con un botón llega…
Pido desde aquí, el cambio en profundidad de la llamada Ley del menor y se regule las edades para delitos de muerte, violación y el aborto sobre todo en las clínicas privadas, pues es un asesinato en toda regla. Y se tome la inmediata medida en caso de violación, de limpieza vaginal; como ejemplo posible.
Mientra tanto, los dos adultos que en apartada mesa hablaban de tratos económicos y de esas comisiones tan de moda han debido de cerrar el trato de un tal seguro…
