Concluye así un proceso que no ha diferido de lo ocurrido otros años, pero que en esta ocasión se ha visto enturbiado por los altercados del miércoles, en los que algunos han querido dar una imagen desvirtuada de la realidad de Melilla, para más inri por aquellos para los que la Fiscalía pide 231 años de cárcel
El presidente de la Ciudad, Juan José Imbroda y el delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani, no han dudado en denunciar que lo ocurrido el miércoles en Correos "estaba preparado" por Coalición por Melilla (CPM). En una sede postal tomada por simpatizantes de la formación de Mustafa Aberchán, señalan desde fuentes populares, estos se encargaron de "intimidar" mediante grabaciones en video con teléfonos móviles, interrogatorios en pleno mostrador de Correos y peticiones de presencia policial cuando personas del PP se disponían a entregar votos por correo. Una práctica habitual y legal, que de hecho había realizado unos minutos antes CPM con un paquete con decenas de votos por correo, pero cuando le tocó el turno a una popular "se armó la marimorena" por los "vigilantes" cepemistas, que no sólo se conformaron con presionar a los simpatizantes populares sino que incluso lograron que los trabajadores de Correos tuvieran que estar dándoles explicaciones y devolviendo a la mesa votos para que los vieran, en unas imágenes que grabaron en video dentro de un recinto en el que está prohibido tomar imágenes sin autorización expresa y que se encargaron de darle la mayor difusión para ofrecer una idea equivocada de lo que estaba ocurriendo.
Sin embargo, lo que no dijeron es que la entrega de votos lo puede hacer cualquier persona que el interesado haya decidido. Porque una cosa es pedir la solicitud para votar por correo, que ese trámite sí debe ejecutarlo obligatoriamente la persona interesada, que tiene que presentar su documento de identidad y firmar, y otra es la entrega de los mismos, que lo puede realizar cualquier persona.
Así, desde el follón del miércoles, la sede postal ha estado literalmente tomada por las fuerzas de seguridad, contabilizándose una decena larga de agentes de policía, tanto de la Policía Nacional como de la Local, en ambos casos con miembros de sus unidades especiales, varios furgones e incluso acordonada la acerca con la cinta policial. Una situación que se prolongó ayer jueves, último día para la entrega del voto por correo. Con los antecedentes del miércoles, el jueves la situación que se vivía en la sede postal era de "alto voltaje" entre simpatizantes de PP y CPM, las dos fuerzas mayoritarias en la ciudad y con más opciones de lograr la Presidencia de Melilla. La tensión se podía cortar con un cuchillo porque la entrega de sufragios continuó pero gracias a la presencia policial, no hubo incidentes, porque los policías evitaron que se atosigara a aquellos que iban a entregarlos, haciendo que se cumplieran los turnos y que no se sobrepasaran los límites entre la persona que estaba en el mostrador y el siguiente en la lista. La entrega concluía oficialmente hasta las 20.30 horas pero hasta las 21.20 no se acabó el proceso hasta que no se pudo atender a todas los ciudadanos que esperaban en el interior de Correos. En ese momento se fue gran parte del dispositivo de seguridad pero se quedó un retén hasta más allá de las 22 horas para asegurar la salida de los funcionarios de la entidad postal.
Concluyó así un proceso que no ha diferido de lo ocurrido otros años, pero que en esta ocasión se ha visto enturbiado por los altercados del miércoles, en los que algunos han querido dar una imagen desvirtuada de la realidad de Melilla, en concreto de aquellos que han querido vender la idea de que se comparaban votos cuando a ciencia cierta lo único que se hacía era entregarlos. Una acusación que, para más inri, viene de aquellos que serán procesados precisamente por la compra de votos y para los que la Fiscalía pide 231 años de cárcel.
