Dos escritos llegados a este periódico han puesto de manifiesto algunas de las sucias tramas que han convertido en un basurero algunos de los aspectos más destacados de la campaña electoral de las actuales elecciones para la Asamblea de la Ciudad de Melilla. El primero de los escritos nos recordaba que la empresa Gaselec Distribución, que preside Gustavo Cabanillas y detenta el monopolio de la distribución de la electricidad en Melilla, ha recibido del Estado, de la Administración pública, desde el año 2009 hasta el presente año 2015 la impresionante cantidad de 62.231.460 euros, esto es más de 62 millones de euros, que equivaldrían a 10.355 millones de las antiguas pesetas, más de diez mil millones de la moneda española ya desaparecida. El dinero público de Cabanillas/PPL
El primero de los escritos nos recordaba que la empresa Gaselec Distribución, que preside Gustavo Cabanillas y detenta el monopolio de la distribución de la electricidad en Melilla, ha recibido del Estado, de la Administración pública, desde el año 2009 hasta el presente año 2015 la impresionante cantidad de 62.231.460 euros, esto es más de 62 millones de euros, que equivaldrían a 10.355 millones de las antiguas pesetas, más de diez mil millones de la moneda española ya desaparecida.
Parte de ese dinero lo ha utilizado Cabanillas, según todos los indicios y de una manera directa e indirecta, para financiar a un partido como el PPL de Velázquez, el único partido político español que está presidido por un condenado por la Justicia, que intentó ocultar que estaba inhabilitado para ostentar cargo público y para presentarse a las anteriores elecciones locales, algo que fue puesto de manifiesto en su día por este periódico. Hay que destacar que el PPL jamás ha explicado de manera creíble cómo ha financiado sus costosas campañas políticas ni esos medios de comunicación que han sido el soporte de sus campañas para vengarse de los presuntos agravios que el despechado Velázquez cree haber sufrido durante su etapa de político activo.
Para Gustavo Cabanillas el dinero público ha sido también un medio para vengarse de agravios que, en su opinión, habían padecido su empresa y especialmente él desde el gobierno de la Ciudad Autónoma, como el de negarse a financiar sus alegales o abiertamente ilegales medios de comunicación. Desde esos medios de Cabanillas soportados con el dinero del Estado se ha calumniado una y otra vez a periódicos como el nuestro, que a lo largo de su vida ha soportado y sobrevivido a todo tipo de boicoteos de distintos gobiernos melillenses.
La operación Montecristo/Salander, una sucia trama política más
El segundo escrito recibido empezaba comentando que en la llamada Operación Montecristo, "una sucia trama política", ha habido cinco detenidos e imputados en diciembre de 2014 y otros dos en abril de 2015, a los que "se imputan revelación de secretos y pertenencia a grupo criminal". Continúa el escrito diciendo que "todos los detenidos e imputados hasta ahora son miembros o cercanos de un partido, el PPL, nacido del odio y que tiene como fin la venganza personal de algunos desechos políticos, un condenado como Velázquez y un vividor-caradura como Liarte".
Termina el escrito añadiendo que puede ocurrir que nos encontremos, más pronto que tarde, "con un proceso de una amplitud tal que acabe siendo una de las causas judiciales de mayor calado político de la historia de la democracia en nuestra ciudad", un proceso contra una sucia trama política que "ha intentado echar por la fuerza al gobierno elegido por los ciudadanos a través de nuestro bien más preciado, la libertad" y cuyo objetivo es "el cambio del Gobierno de la Ciudad, aprovechándose y utilizando el pseudónimo Salander y a los que lo mantenían".
El escrito comenta también que ha sido Gustavo Cabanillas, el mayor receptor de dinero público en la historia de Melilla, el que "presumiblemente financió toda la operación". Lo importante en este caso es que el hermetismo y el secreto judicial en los que se encuentra inmersa esta operación Montecristo-Salander, que sin duda ha beneficiado a un partido como el PPL que ha masacrado al Gobierno de la Ciudad a través de innumerables denuncias, hasta ahora sin fundamento, termine cuanto antes.
Sucia campaña política
No ha sido sólo el escándalo continuo de lo que está ocurriendo en el voto por correo y en las oficinas de Correos en nuestra ciudad, que parecen más un campo de batalla ocupado por un ejército no regular que un lugar público en el que se facilite el ejercicio de una labor democrática, lo que está ensuciando la campaña política melillense. Que se haya dilatado hasta después de las elecciones el conocer todo lo que concierne a la trama Montecristo-Salander y lo que puede afectar al PPL no ha beneficiado a la democracia y al libre derecho al voto informado, sino todo lo contrario.
Este periódico ha mantenido y mantiene que el PPL de Cabanillas, Velázquez y Liarte es un cáncer político para Melilla y que ha utilizado y sigue utilizando la calumnia, la mentira y las falsas denuncias como instrumento para satisfacer los intereses y las venganzas personales de sus dirigentes, no los intereses del pueblo de Melilla, ni siquiera los de algunos de sus bienintencionados militantes. Lo mejor para los melillenses sería que este partido así dirigido desapareciera del mapa político de nuestra ciudad.
