Este domingo echa el cierre el Bar Bonilla. Más de 50 años en los que dos generaciones de esta familia, su padre y dos hijos posteriormente han mantenido este bar sita en la calle Carlos de Arellano y que a causa de ser uno de los locales afectados por la renta antigua se han visto obligados a cerrar. Aún así, tal y como nos contó José Bonilla, esta familia en los próximos meses iniciará una "nueva aventura" de la que ya avisarán a sus clientes. Dos generaciones de familias han llevado hacia adelante este bar "histórico", que a partir de este domingo dejará de ofrecer sus servicios en la calle Carlos Ramírez de Arellano. Desde los años 60 el bar Bonilla ha estado ofreciendo sus servicios a los vecinos melillenses.
A partir de mañana el bar Bonilla echará su última caña y tapa de "pescaito" y tendrán que cerrar al igual que muchos de los locales que se han visto afectados por la renta antigua y que se han visto obligados a cerrar. En el caso de la familia Bonilla, su propietario le ha dado unos meses más de vida, los cuales agradeció "eternamente". Y es que la ley de arrendamientos urbanos que se encuentra en vigor (y que data de 1994) establecía una moratoria de veinte años, hasta el 31 de diciembre de 2014, para poner fin a los términos fijados en la regulación aprobada en 1964. En la práctica, esta decisión supone el final de estos contratos, ya que poseen un importe inferior al de los precios del mercado actuales.
Bonilla explicó a este diario que el bar cierra en su 50 aniversario, lo cual da "mucha más pena". Aún así, adelantó que los Bonilla emprenderán "una aventura nueva", por lo que aunque sin confirmar aún queda "Bonilla para unos años más".
