Las autoridades locales y centrales iban a perseguir de forma taxativa a quienes permitieran figurar como residentes en sus domicilios a personas que, a la postre, no lo hacían, sino que trataban de beneficiarse de un certificado del Padrón para otros fines. El mensaje conjunto de la Ciudad Autónoma y a Delegación del Gobierno tuvo su efecto, porque ya varias familias acudieron para dar de baja a residentes ficticios.
El INEM, a través de Solimel, impartiría una serie de cursos durante el verano tendentes a la plena integración sociolaboral de los residentes en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI). La intención era facilitarles el acceso al mercado de trabajo para que pudiera contar con un medio legal y acreditado de ganarse la vida.