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El Estado de Derecho frente al fenómeno yihadista

melillahoy.cibeles.net fotos 1283 JosA  Luis Navazo

El pasado viernes y con una sencilla clausura presidida por la saliente consejera de Cultura, Simi Chokrón, quedaron clausuradas las jornadas “El Estado de Derecho frente al fenómeno yihadista”, celebradas en Melilla entre el 20 y 24 del presente mes de julio.

Casualmente coincidentes con la detención, el pasado miércoles, de un yihadista en el barrio de Las Palmeras y que dos días más tarde es interrogado por el juez de la Audiencia Nacional, Santiago Pedraz. ¿Mi valoración de las mismas? Pues al igual que el curso organizado por el IEEE en la UIMP de Santander, francamente excelente. Claro que matices siempre los hay, faltaría más, pero el esfuerzo en tiempo, distancia y economía familiar invertido para asistir a las mismas, francamente ha merecido la pena. Lo que ya no me fue posible fue “reenganchar” con “Ciberdefensa y tutela de derechos en las redes”, que en el marco de los 24 Cursos Internacionales de Verano se celebra desde el 27 al 31 en Melilla. El año que viene será, así lo espero.

En una apretada jornada, el viernes intervinieron el coordinador del curso, J.R. Benitez Yébenes, Magistrado de la Audiencia Provincial de Málaga y Juez de Vigilancia Penitenciaria de Melilla en régimen de compatibilidad quien, buen conocedor del asunto, señaló como “la mala administración de la multiculturalidad puede dar lugar a la radicalización” advirtiendo, en la sin duda difícil “gestión de la diferencia”, que “no todos los valores culturales (derivados de la inmigración) pueden ser asumidos”, grave problema del que no se suele consciente desde el diletante discurso del “buenismo”, tanto desde la sociedad civil como desde la misma clase política. Por su parte el Director del Centro Penitenciario de Melilla, Francisco Rebollo, dio unas interesantes pinceladas sobre “El perfil del yihadista en prisión” y tras reseñar lo evidente, “El terrorista no nace, se hace” y advertir que “no hay un perfil común”, destacó que los yihadistas “no son psicópatas”, si bien suelen estar imbuidos de unas características “narcisistas y mesiánicas, con cierto sentido de la superioridad”, pudiendo esquematizarse tres perfiles: “los idealistas, los respondientes y las almas perdidas”. Esther Montero, psicóloga y Subdirectora de Tratamiento del Centro Penitenciario de Huelva, advirtió datos en mano del caldo de cultivo que supone la cárcel, a priori, para los yihadistas, “cerca de un 17% de los casos, es decir 1 de cada 6 yihadistas se ha radicalizado en prisión” destacando, además de la “amenaza real y emergente del yihadismo”, como “los yihadistas son cada vez más jóvenes y solteros” mientras destacaba, citando fuentes de un instituto de investigación, la gran preocupación social que supone el hecho de que “entre 300 y 500 millones de musulmanes (Nota: sobre una población total de 1500 millones) prestan algún tipo de apoyo o simpatizan con la yihad”. Un dato éste, por cierto, que pone los pelos como escarpias. También aportó un dato a mi juicio relevante y a considerar: “La gran incidencia del fenómeno de las conversiones en prisión, en su mayoría al Islam”. La última ponencia estuvo a cargo del jurista Mariano López Benítez, Catedrático de Derecho Administrativo de la Universidad de Córdoba, quien no se anduvo por las ramas al enjuiciar las luces y las sombras de la legislación específica tras los, ¿cómo definirlos?, bien, dejémoslo en los macroatentados del 11-S en Nueva York: desde la polémica USA Patriot ACT a la nueva ley francesa específicamente antiterrorista aprobada todavía el pasado 9 de julio así como el desarrollo de la normativa española al respecto, sin olvidarnos de la Resolución 2178 del Consejo de Seguridad de la ONU, del 24 de septiembre de 2014. En una brillante exposición, como ha sido por lo demás la tónica general del curso, López Benítez (especialista en Derecho Penal) advirtió de los límites, la “línea roja” que nunca debemos traspasar en nuestro arsenal jurídico ad hoc si queremos seguir siendo un Estado de Derecho: frente al histerismo social y la interesada manipulación política, “Debemos proteger nuestra condición de ciudadanos, un legado de libertad y seguridad jurídica”. A eso yo le llamo poner el dedo en la llaga: el yihaterrorismo o yihadismo a secas, en definitiva el terrorismo de matriz islamista, supone una doble amenaza: primero la terrorista en sí, con su coste en vidas humanas y bienes; segundo, en el recorte de nuestras libertades con la disculpa de la lucha antiterrorista. Porque, entre una cosa y otra, el insidioso y temible “Gran Hermano” de Orwell descrito en “1984” ya está aquí. Y ha venido para quedarse.
“Viajar y leer”, créanme, son dos excelentes formas de aprender. Siempre salgo, en montaña o ciudad, en cursos o de vacaciones, con algún buen y fiel “amigo” en forma de libro. Entre mi ligero bagaje incluí esta vez tres libros: de Albert Camús (El hombre rebelde) y Martín Buber (Caminos de Utopía), que otro día les gloso así como uno de mis filósofos preferidos y referentes, Bertrand Russell, que viene al pelo: “Autoridad e Individuo”, edición del FCE en su colección Breviarios y al que ya le había metido mano y lápiz allá a finales de la década de los setenta. Editado por vez primera en Londres y México en 1949 (mi reedición mexicana es de 1973), a lo largo de seis capítulos el filósofo inglés comienza preguntándose “¿Cómo podemos combinar el grado de iniciativa individual necesario para el progreso, con el grado de cohesión social indispensable para sobrevivir?”, para comentar que “El problema consiste más bien en combinar el grado de seguridad, que es esencial para las especies, con las formas de aventura, de peligro, que sean compatibles con la vida civilizada”, mientras advierte de lo obvio: “Desde el siglo XV hasta la época presente, el poder del Estado frente al individuo ha aumentado considerablemente (…)”, estando cada vez más “la iniciativa individual limitada por el Estado o por poderosas corporaciones”, rematando con “… la intervención gubernamental” (…) “Es éste, en mi opinión, un mal contra el cual es fundamental estar prevenidos. Por este motivo, el subrayar el valor del individuo es aún más necesario hoy que en cualquier pasado”. En definitiva y a juicio de este ya maduro escribano del limes la, sin duda necesaria, lucha contra el terrorismo yihadista supone una excelente coartada del llamemos “Sistema” para, manipulando el Estado, embridar a la sociedad entera menoscabando nuestro sistema de libertades. Y el que quiera entender, que entienda.

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