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Denuncia pública

Carta de queja e indignación a los responsables de la compañía Iberia y Air Nostrum

Decir que es una verdadera vergüenza lo mal que funciona el transporte aéreo en nuestra ciudad es poco. Es indignante ver cómo se nos trata en la ciudad y fuera de aquí, cuando, obligados por las necesidades, hemos de coger un avión o un barco.

No hay una sola vez que podamos viajar tranquilos, sin que nos asalte la duda de si podremos o volar ese día. Siempre tenemos encima esa espada de Damocles, recordándonos que quizás ese viaje no lo podamos hacer, porque siempre hay un ser maligno que, por codicia, inmoralidad o falta de sensibilidad humana, se permite el lujo de darnos el golpe con su maldita espada, y truncar, así, ese viaje programado para ir de vacaciones o, en la mayoría de las veces, para ir de visita médica, causando un trastorno imposible de calibrar en todas esas personas que, impotentes ante tanto desprecio, se ven obligadas a quedarse en tierra o a sufrir el trastorno que conlleva la incertidumbre de la larga espera de un nuevo vuelo
El lunes, día 27, tuve que viajar a Madrid por razones médicas. El vuelo estaba previsto para salir a las seis menos cuarto. Pues bien, como siempre, venía con retraso de una hora. Bueno, una hora de espera no es demasiado, estando en Melilla, Ni siquiera se anunció por megafonía la llegada. Si no es porque la intuición hizo que preguntara en el mostrador, pierdo el vuelo. La vuelta, Madrid Melilla fue una auténtica odisea. El vuelo de las tres y media, se retrasó hasta las siete y media sin aclarar a los viajeros la razón de tal retraso. En el mostrador de la puerta K 93, dijeron que se debía a un fallo mecánico. Ya no saben a qué recurrir para evitar que la desesperación y la impotencia nuble la mente de las personas, y puedan montar el “cisco”. Si en este vuelo no hubiera viajado también el presidente de la Ciudad Autónoma, nos habrían abandonado a la suerte.

Quienes causan este mal, irreparable muchas veces, son los presidentes de Iberia y su filial Air Nostrum, especuladores de compañías aéreas, sin alma y sin vergüenza, a quienes no les importa el sufrimiento que puedan originar a las personas. Por eso, es a ellos a quienes me dirijo en esta ocasión para pedirles, aunque supongo que muy poco les importa que un ciudadano de a pie manifieste su repulsa, su indignación, e incluso su desprecio, que no actúen de manera tan indigna, solo por ahorrar unos insignificantes miles de euros por los retrasos de ciertos vuelos o por la anulación de alguno de ellos, sabiendo que van a causar un daño irreparable en algunos viajeros, obligados, no por placer, a trasladarse a la Península a una consulta médica. Les pediría también que los aviones obsoletos, los repongan y tengan algunos preparados ante cualquier contingencia, en lugar de recurrir a la mentira diciendo que hay avería técnica o que el vuelo viene con retraso debido a un atasco en el despegue, u otro tipo de recursos empleados por ellos para acallar sus vergüenzas. Supongo que con lo que estas compañías ganan, han ganado y siguen ganando, pueden mejorar los servicios, que han ido recortando año tras año sin reparar en las consecuencias que eso conlleva.

Señores responsables de estas compañías que operan con nuestra ciudad: dejen de especular con las vidas de los ciudadanos de Melilla, que no somos ciudadanos de tercera clase. Somos ciudadanos españoles, igual que los de Madrid, Sevilla, León o Valencia, con los mismos derechos, las mismas pretensiones y los mismos deseos de mantener una calidad de vida aceptable; que, por encontrarnos viviendo en esta ciudad alejada del resto de las ciudades españolas, necesitamos un transporte en condiciones, no mejor que el resto de los ciudadanos peninsulares, pero sí igual o parecido. El fin nunca puede justificar los medios, por eso, ustedes no tienen ningún derecho a utilizar la mentira como recurso moral, ni la especulación, si con ella causan daños irreparables en las personas. Piénsenlo con sus almohadas y actúen con mayor humanidad, más ética y con la responsabilidad que requiere ostentar un cargo de estas características.

Pero también deseo hacer extensiva esta petición a los responsables políticos de la Ciudad Autónoma, en el área de transporte. Pedirles responsabilidades, sería una memez, porque de sobra conocemos qué es lo que hacen, han hecho y seguirán haciendo con este problema que nos trae de cabeza a los ciudadanos de Melilla. ¿Qué se necesita para solucionar nuestro transporte aéreo y marítimo? Pues se lo va a decir este ciudadano del montón, que ha sufrido en muchas ocasiones los problemas de transporte en Melilla: Mucho amor por la ciudad, una gran dosis de ilusión por hacer realidad que Melilla sea la perla africana y el deseo fehaciente de acabar de una vez por todas con los desvergonzados de turno, que solo ofrecen espejismos, no lo que realmente necesita esta ciudad, y negar la posibilidad de que se hagan más millonarios esos especuladores inmorales, que lo único que desean es beneficiarse de las arcas de la ciudad para saciar sus bolsillos. En cierto modo, ustedes son igualmente responsables de los trastornos originados a los ciudadanos de la ciudad, porque no son capaces de poner fin a este problema, o no desean que acabe. Atentamente, les saluda un ciudadano indignado, asqueado e impotente ante tanta desidia y vileza.

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