El presidente de la Comisión de Reglamento de la Ciudad Autónoma, Daniel Conesa, acababa de abogar porque Melilla, siguiera el ejemplo de Ceuta y regulara su propio régimen de incompatibilidades para cargos del Gobierno y diputados locales. La propuesta de Conesa era, en opinión del PIM y el GIL, una maniobra dilatoria que beneficiaba a unos diputados que, según Palacios, ya estaban cobrando dos veces.
Trece funcionarios del Cuerpo de Bomberos, equipados con tres camiones cisterna y un vehículo de salvamento, habían partido de Melilla con destino al monte Gurugú, cumpliendo las órdenes del presidente Imbroda que acudió personalmente al cuartel para comunicarles la colaboración que iban a prestar para sofocar el incendio que se había iniciado por el Barranco del Lobo.