Navegando por la Red, me encuentro una fotografía del nicho que contiene los restos del General Romerales, en nuestro Cementerio de la Purísima. La lápida es pequeña, de un color azul oscuro, con dos pequeños floreros, con flores, y unos claveles rojos esparcidos en la pequeña repisa. Pero fijándome en la inscripción, quedé un poco sorprendido:
“Por su fidelidad a la democracia falleció 28-8-1936. Manuel Romerales Quintero”. Mi confusión ha sido porque no dice el rango militar que tenía cuando “falleció”. Pero yo, si me lo permiten, como español, y muy curioso que soy, y también porque me da la gana, creo que en la inscripción debiera leerse: “Excmo. Sr. D. Manuel Romerales Quintero. Comandante General de Melilla. Por su fidelidad a la II República, fue fusilado el 28.08.1936. Contaba 61 años”. Si se pudiera leer eso, creo que no habría que rasgarse ninguna vestidura, porque después de una burla, o parodia, de consejo de guerra, éste General fue “condenado”, y ¡Fusilado!. Y todo por no claudicar ante los golpistas que se levantaron en armas contra el Gobierno elegido por todos los españoles, que fue la II República. Por otra parte, y con la autorización de los familiares, yo creo que sus restos debieran estar en un nicho, en la mal llamada “Galería de Generales”, en la galería izquierda capilla; ya que fue un mártir, como tantos miles que hubo en uno y otro bando, y su sitio debe ser junto a sus compañeros, todos Héroes por la Patria, y no en un nicho anodino, que ni siquiera puede leerse el alto rango que tenía cuando lo asesinaron. También, por qué no, dedicarle una calle, como las que tuvieron sus inferiores en rango, que lo traicionaron, humillaron y fusilaron, que tantos melillenses, como baldón heredado, las hemos conocido desde entonces, como la frase tan manida: “Melilla la Adelantada”. Un anciano se refería a esa deshonra e ignominia, por el monumento que existe entre la Avenida y O´Donnell, la que conocemos como “El León”, y que algunos lumbreras, con toda la desfachatez, tomándonos por gilipollas, dicen que es para recordar y que jamás se repita la locura del 36; y ahora voy yo, y me lo creo, ¡claro!. Igual como la estatua de Franco a la entrada del Puerto, que lo colocaron ahí porque dicen, que fue el que entró en Melilla, como Comandante cuando el “Desastre”. Por esa regla también debiera estar el Teniente Coronel Eduardo Barrera, del Rgto. de la Corona 71 que fue, y no debemos olvidar, el primer regimiento en desembarcar en Melilla, procedente de su base en Almería, a las 8 de la mañana del 24.07.1921; y Franco y Millán Astray a las 12 de la mañana del mismo día, con la Legión. Esa es la única verdad; y todo lo demás es ojana, mareando la perdiz.
Yo creo que la ciudad de Melilla le debe un reconocimiento a este General, aunque sea colocando su nombre en la glorieta donde antiguamente estaba el kiosco, junto a la Comandancia General, que hacían unas tortillas de papas buenísimas: “Glorieta Comandante General Romerales”. Porque si durante 40 años esos que lo traicionaron, ignominiosamente, tuvieron sus nombres en algunas calles de Melilla, con sus falsificadas glorias, por qué él no puede estar ahora en una de ellas. Es que, “manda güevos”, como diría Trillo, que el que ordenó su fusilamiento esté tan pancho a la entrada del Puerto, y él se encuentre en un modesto nicho, en el que ni siquiera figura el alto grado militar que tenía cuando lo mataron. Desde estas páginas aplaudo a las personas que tuvieron la idea de colocar esa placa en el nicho, con la leyenda actual, pero ahora debieran ser otras, ya sean autoridades civiles, o militares, (éstas en particular), las que debieran cambiar el texto y lugar. Por supuesto que todo ello debe ser con la autorización de la familia. Esta es mi humilde opinión, abierta para cualquier réplica. Y si ésta es objetiva, tanto mejor.
Por otra parte, y según leo en la prensa, un partido político “se ha puesto en jarra”, y dice que “Melilla es un parque temático del franquismo”: ¿Y ahora se enteran?, con calles, placas y monumentos ensalzando aquélla época, y que ya es hora de que en nuestra ciudad se cumpla, y hagan cumplir, la Ley de la Memoria Histórica.
Pues nada: a ver si es verdad.
