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Buenos Dias

El Verbo

melillahoy.cibeles.net fotos 1317 ANDRES HERNA NDEZ

Cuando tuviste consuelo a Tú consuelo,
Y Tu voz, continuidad de voz,
Legado de creación en Tu criterio,
Que expuso rumbo y guía de bóveda y de tiempo.

Cuando tuviste preces que salieron
De Tu misma complacencia y calma,
Llevando de un confín a otro de Ti mismo,
Ese bullir tan Tuyo y tan exacto.

Cuando la ausencia enajenó Tu velo,
Y quisiste heredad,
Porque Tu salmo fue presa de Tu ausencia,
Captado por amor de Tu presencia.

Cuando antes de ser la nada, eras,
En la más compartida soledad
Y en la más ausente compañía,
Tú,
Que dijiste hágase el Deseo y este fue hecho,
Iniciaste la canción del astro
Y ante tamaña empresa,
Fue Tu agrado, nacido de Tu agrado
Y hubo ritmo y paciencia a Tu benignidad,
Y concebido por ausentes legados
Que se hicieron presentes en ese instante,
Coordinaste el ritmo
Y hubo consuelo bendecido de Ti,
Dios,
Alegrando la sombra
Y fresca pudo ser, porque animabas.

Cautela de cautela, fue la voz que te captó
Y humildemente brotó el hombre de Tus manos.
¡Oh, Padre!
Eludiste después Tu sabias manos
Y el hombre se animó como criatura
Porque ya era, antes de nacer
En Ti nacido.

Y compartido después Tu amable compañía,
Le distes alma,
E inició el ángel su conquista,
Al perdurar legado Tu deseo,
El que dijiste: ¡Hágase el deseo!, y el deseo fue hecho.

Necesario y justo mi Dios para Tu obra.

Deseo nacido de Ti, sin ser nacido,
Ya que en Ti albergaba en la grandeza y plenitud
De Tu quehacer enamorado y tierno.
¡Dios mío…!
¡Cuanta maravilla de un solo pensamiento Tuyo…!
¡Cuánto amor de un solo suspiro…!
¡Cuanta bondad. de un solo anhelo!
Porque el deseo de Ti nos embarga, y aprisiona, y enaltece,
Y sujeta, y libera, y adormece, y soñamos, y vivimos…

Y el ángel, la criatura, el astro y todo lo que anima,
Tiende a Ti,
Por ese mismo deseo que le infundieras.
¡Oh pequeño punto!
Ni tan siquiera eso soy.

Y sin embargo,
Conquistado de Ti por el deseo,
Elevo mis alas y me iluminas
En la hermosa mañana de Tu heredad,
Poniendo sobre mí pecho la estirpe de Tu obra
Y en mi canción,
La estrofa no conocida y siempre añorada de Tu Nombre.
¡Gracias, Señor, por tanta complacencia!

Buenos dias y Buenas palabras

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