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Carta del Editor

Una entrevista con Juan José Imbroda

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Le preguntamos si van a ser tan malos los próximos cuatro años de su mandato como, sobre todo, el final del que acaba de terminar, con tantas denuncias falsas admitidas, tantos imputados con tamaños visos de injusticia, tantos juicios anunciados y todavía no celebrados (la justicia lenta es injusticia), tanto miedo causado, tanta inoperancia administrativa sobrevenida, que los ciudadanos melillenses hemos pagado muy, muy caro. Nos responde que "estos próximos cuatro años, estoy seguro, no van a ser tan malos, porque han cambiado algunos personajes públicos y porque ya se está produciendo una mejora de la crisis económica"

Fue Adam Smith, a finales del siglo XVIII, el primero que estableció una relación causal, de causa a efecto, entre el trabajo y la riqueza de las naciones, en su libro, uno de los más famosos e influyentes de todos los tiempos, titulado precisamente "La riqueza de las naciones".
Nada justifica que, como decía Joseph Conrad, "pasemos por la vida con los ojos entrecerrados, los oídos entorpecidos, los pensamientos aletargados".
A diferencia del extraño e inquietante quietismo gubernamental español respecto a los intentos independentistas catalanes, sería conveniente al menos tomar nota de lo que el gobierno británico hizo, con posterior éxito electoral, para atajar el secesionismo escocés: utilizar el eslogan "better toghether", mejor juntos. Un buen eslogan sería bueno, a falta de algo más sólido.
Hay que trabajar más, hay que pensar más, hay que actuar más, son algunas de las enseñanzas que la historia y los sabios nos transmiten, para intentar lograr que las cosas vayan mejor y que los problemas no nos superen.
¿Podrá el nuevo gobierno de nuestra ciudad, encabezado de nuevo por Juan José Imbroda, contribuir a que -fíjense que digo contribuir a, no digo lograr que- Melilla logre aumentar su riqueza, despertar las mentes de la mayoría de sus habitantes, solucionar, con imaginación, ingenio y empeño, sus problemas? Para intentar que el presidente -como le llama ahora casi todo el mundo local cuando se dirigen a él- nos diera alguna pista cercana, le entrevistamos, el director del periódico y yo, el pasado miércoles. Y nos dio algunas pistas.
Le hicimos, creo, 22 preguntas, y contestó, con seriedad y buen talante, a todas ellas. Sobre los resultados de los últimos comicios locales dedujo que habían demandado más diálogo. Que CpM impugnara los resultados electorales, como en los dos comicios anteriores, le pareció que en Melilla se había introducido un "tipismo" más, extraño y quizás no conveniente, pero tipismo al fin y al cabo. Acerca del extraño pacto PP-PPL, en el sentido de que los mayores ataques personales y políticos al PP y a su presidente habían provenido de miembros de ese partido, Imbroda se cubrió asegurando que el pacto lo justificaba "la responsabilidad política de gestionar Melilla". A la pregunta sobre lo que cree que hubiera pasado si, como pareció en varios momentos, los cuatro partidos restantes se hubieran unido contra el PP y hubieran gobernado la ciudad, Imbroda respondió que le hubiera parecido mal, no sólo por las dificultades de gobernar de semejante pacto, sino porque hubiera sido un fraude a los electores, ya que, si hubieran tenido la intención de pactar, "lo deberían de haber explicitado antes de que se votara". En ese sentido se mostró de acuerdo con mi opinión de que el PP nacional "se había equivocado al no modificar la ley electoral", en el sentido de lograr que gobernara la lista más votada, aunque no tuviera mayoría absoluta, lo que hubiera posibilitado que en toda España hubiera "más estabilidad".
Hablando sobre CpM insistió Imbroda en que ese partido está lejos de tener todo el voto beréber de Melilla y recordó que el 35% de los afiliados del PP local son bereberes. Ante mi insistencia sobre lo que ya he escrito en varias de mis Cartas del Editor, que hay demasiados miembros en el Gobierno local, contraatacó señalando que los directores generales, funcionarios (aunque no es obligatorio que lo sean), ganan más dinero que los consejeros, por supuesto más que los viceconsejeros, y también más que los denominados "gestores de servicios", que en Ceuta han sustituido a los viceconsejeros. No quise insistir, no era el momento, en que los directores generales, como tales o en potencia, ya cobran de la administración pública, hagan o no tareas que ahora desempeñan consejeros y viceconsejeros.
El consejero de quien más le costó desprenderse a Juan José Imbroda fue "Ramón Gavilán" y calificó como "injusto y muy doloroso" haber tenido que prescindir de consejeros como Miguel Marín y María Antonia Garbín. En ese aspecto insistió en lo lamentable que resulta que "hoy te condenan antes de que haya habido un juicio legal, lo que es una lacra que padecen no sólo los afectados, sino todos, todos, los ciudadanos melillenses, no sólo los funcionarios y los políticos, de manera directa o indirecta".
Le preguntamos si van a ser tan malos los próximos cuatro años de su mandato como, sobre todo, el final del que acaba de terminar, con tantas denuncias falsas admitidas, tantos imputados con tamaños visos de injusticia, tantos juicios anunciados y todavía no celebrados (la justicia lenta es injusticia), tanto miedo causado, tanta inoperancia administrativa sobrevenida, que los ciudadanos melillenses hemos pagado muy, muy caro. Nos responde que "estos próximos cuatro años, estoy seguro, no van a ser tan malos, porque han cambiado algunos personajes públicos y porque ya se está produciendo una mejora de la crisis económica", aunque no descartó que todavía queden "flecos de gente que seguirá con ahínco intentando derribar a este gobierno del PP", pero, en cualquier caso, "vamos a tener más tiempo para gestionar", y también considera que "es importante, para Melilla, que Rajoy gane las próximas elecciones generales".
¿Acabará su mandato presidencial de cuatro años o se irá antes? Respuesta indirecta: "Tengo un compromiso adquirido con los melillense, que termina cuando se consiga poner a Melilla en el vagón del progreso. Entonces mi conciencia estaría tranquila y me podría plantear seguir o no". Tampoco sabe, ahora, si repetirá, o no, como candidato del PP al Senado, lo mismo que pasa con Antonio Gutiérrez o Maricarmen Dueñas.

Su mejor recuerdo de sus ya quince años como presidente fue la visita de los Reyes, el 6 de noviembre de 2007, y el peor, el fallecimiento de sus padres (los Imbroda son una familia muy unida y muy agradecida a sus padres). No le cabe duda de que los populismos son una ruina para España, ni de que el PP ganará las próximas elecciones generales. No le preocupa demasiado, aunque sí le ocupa, el yihadismo en Melilla y, en este campo, como es política oficial en estos tiempos, destaca las "excelentes relaciones con Marruecos".

Resumiendo: Imbroda tiene a Melilla en la cabeza y acumula ya una experiencia muy importante. Está cansado de denuncias falsas y de la judicialización de la vida política y social de la ciudad, pero no se da por vencido.

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