La Ciudad anunciaba la firma de un acuerdo con Defensa que le permitiría optar a la compra de varios cuarteles abandonados. El acuerdo en cuestión, que debía puntualizarse para cada operación de compra, podría contemplar la cesión de una serie de terrenos que ya habían sido usados por la institución autonómica para servicios como la distribución de agua y, entre los primeros objetivos de Melilla figuraban superficies pertenecientes al Primo de Rivera, el de Santiago e incluso el de Gabriel de Morales.
Unas doscientas personas secundaban la convocatoria de varias organizaciones políticas y sociales para expresar públicamente su denuncia por el sufrimiento del pueblo palestino, como consecuencia de los ataques en la zona de los territorios ocupados.
