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El candil

Parece ser que…

Con la edad, mis venas se vuelven “bailongas”; pienso que con la ancianidad, la falta de gimnasia y en su consecuencia la falta de musculación, hace que la grasa las ayude a deslizarse a su ritmo, algo parecido como en una política muy liberal en la que nada tiene consistencia, al menos que no se trate de don euro, entonces sólo entonces, se hace consistente la inflación.

Por el contrario parece ser que, la sociedad, cuando es la defensa de lo nacional, sea o no causa de defender nuestra idiosincrasia y moral espiritual, nos volvemos altamente humanistas sobrepasando los límites de la razón. Donde ciertas elucubraciones de ciertos oportunistas de ideología de trastocado fin, medran a costa de la esperanza del pueblo que espera una realidad equilibrada y dogma que guarden los principios naturales de la vida. ¿Tan difícil es entenderlo?
Mientras tanto “a río revuelto ganancia de pescadores” y no por cierto apóstoles, hacen su agosto. Unos en la especulación, alguno en el choriceo como ingeniería económica moderna, otros arañando la Seguridad Social y Sanitaria camino de la privatización total y aquellos otros que se dedican a vivir entre la perversión, sea desde la explotación del vicio o de la trata de blancas o blancos (sin discriminar a otros colores) hasta el tráfico de droga o el terrorismo de la violencia armada de una forma o de otra.Si comparamos los resultados ¡todo! es terrorismo, incluida la pederastia. Lo cual nos conlleva a un cambio estratégicamente razonado en defensa de la nacionalidad, las fronteras y de la producción nacional en todos sus conceptos.

Eso sí, mientras tanto, usted y yo a aguantar la vela de un palo mayor aún resquebrajado por nefasto desorganizador; pero no nos llamemos a engaños, aquí unos y otros quisieron una democracia liberal sin tener una experiencia de la misma. La buena fe de la mayoría de los padres de la Constitución, pecaron de credulidad ante los escorpiones del separatismo, dándonos una Constitución blandísimade logia muy liberal que nos ha llevado a donde estamos, perdida la fe en nuestra espiritual identidad europea y abiertas las manos a toda intromisión extranjera desde el espacio de Schengen donde el capital se mueve con completa tolerancia mientras se van dejando trabajadores en la calle por la descapitalización empresarial soterrada o descarada fabricando en países de bajísimo salario y protección social. ¿Irá nuestra sociedad hacia el abismo de mayor indigencia por culpa de la inflación sin un control o equilibrio por parte del Estado, sólo porque somos demócratas y neoliberales? Qué pasa entonces en Francia e Inglaterra ¡por ejemplo!… Piensen.

Desde el punto de vista táctico y político, la serenidad de Rajoy ha hecho doblegar extrañas voluntades que, desde el uso y abuso de la Constitución y Derecho Nacional, se han saltado las obligaciones. Desde una simple multa por mal aparcar, al trasiego de comisiones del 3% a paraíso fiscal, como otras de dineros negros que por amaños y compra de voluntades y apoyos bancarios han dado lugar a que “honorables” hipócritas se hayan forrado a costa del pueblo y del Estado. Esperemos ahora que, desde recuperar derechos laborales, hasta parar el juego capitalista de la ley de oferta y demanda o por lo menos controlarla con más firmeza, y se fabrique en éste País lo que se fabrica fuera, aliviando el peso del déficit de la deuda externa y el de la mano de obra con una mano adelante y otra atrás. Dejando la demagogia fácil de “Somos un País de servicios”. Solarmente es muy bonito, pero positivamente nefasto.

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