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Un tiempo nuevo

Las diferencias ideológicas y políticas entre los partidos que conforman la Asamblea melillense siguen estando ahí, pero las formas han cambiado y ayer se pudo palpar de principio a fin en las cinco horas y media que se extendió el pleno del control El pleno de control que se celebró ayer, el primero de este nuevo mandato, fue el mejor escaparate de que se ha abierto un tiempo nuevo en la Asamblea de Melilla, que parece haber pasado página a los años anteriores, marcados por las continuas tensiones entre gobierno y oposición. Pocos rifirrafes se vivieron ayer en el Salón de Plenos del Palacio de la Asamblea, más bien anecdóticos, a excepción quizá del momento en el que Imbroda anunció al Rojas que iba a presentar una denuncia contra ella por la acusación contenida en su pregunta acerca de los convenios de publicidad institucional. Pero ni siquiera ese instante fue tan duro como otros muchos que se han vivido anteriormente en las bancadas de la Asamblea, ya que el propio Imbroda llegó a decir que lamentaba tener que tomar esa decisión, posiblemente porque el talante de la nueva portavoz socialista es mucho más conciliador que el que mostraron sus dos antecesores, Dionisio Muñoz y Gregorio Escobar, tal y como han reconocido públicamente varios dirigentes populares.
Las diferencias ideológicas y políticas entre los partidos que conforman la Asamblea melillense siguen estando ahí, pero las formas han cambiado y ayer se pudo palpar de principio a fin en las cinco horas y media que se extendió el pleno del control. Al contrario que en otros anteriores, el Gobierno respondió a todas las preguntas sin dejar ninguna para contestar por escrito, como ocurrió precisamente en el anterior, celebrado en abril, cuando más de la mitad de las preguntas de la oposición se quedaron sin una contestación inmediata. El debate se extendió sin apenas contratiempos y hubo espacio incluso para la broma entre los diputados, que no mostraron la tensión de otras veces a pesar de que en menos de un mes se celebrarán unas de las elecciones generales más importantes de la etapa democrática de nuestro país en las que todo parece estar todavía en el aire.
Varias pueden ser las claves de este tiempo nuevo. Una, posiblemente la más importante, sea consecuencia de la pérdida de la mayoría absoluta y la necesidad de haber asegurado la estabilidad política en la Ciudad Autónoma con un pacto que ha dado más espacio en la vida institucional a los grupos de la oposición. Otro factor, sin duda fundamental, es que han cambiado algunos de los protagonistas del debate. Junto a los veteranos, entre los que se incluyen Imbroda, Mustafa Aberchán, Daniel Conesa, Hassan Mohatar o la propia Cristina Rivas, ayer tomaron por primera vez la palabra otros diputados y miembros del Gobierno que se estrenaban en este tipo de plenos, lo que también contribuye a que sus intervenciones no estén condicionadas por astillas anteriores como sí ocurría constantemente en las anteriores legislaturas. Sería bueno que ese tono constructivo que ayer se percibió en todo momento se mantuviera durante toda la legislatura porque lo contrario no ayuda a resolver los problemas que preocupan a los ciudadanos.

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