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El rincón de Aranda

La tortilla de patatas

Hace poco me decía un amigo que jamás había probado una tortilla de patatas, como las que hacían en el bar “El Manco”, en la calle San Miguel, en El Pueblo. La verdad es que estaban cojonudas. Yo le decía que también en el Kiosco que existía junto a la Comandancia, no le íba a la zaga.

Ese kiosco, como saben, estaba donde actualmente se encuentra el magnífico, y glorioso monumento de los Héroes de Taxdir, monumento que debiera ser declarado de interés cultural. Entonces, mi amigo, comenzó con una disertación, que yo escuchaba muy atentamente, sobre la procedencia de ese rico plato, tan español, afirmando que procedía de una ley papal. Como a mí, de lo que ignoro procuro escuchar con atención; lo que hice, gracias al “Señor Google”, y a mi colección de la revista “Muy Interesante”, fue ponerme a la tarea de buscar su orígen y procedencia, y hete aquí que la palabra tortilla proviene del latín, “Tortilla”, (pequeña torta de pan), que procede del griego, “Tortidión”, (panecillo). Algunos enterados en la materia, dicen que la tortilla no se descubrió por azar, sino por investigaciones culinarias llevadas a cabo por uno de los llamados “Siete Cocineros” más importantes de la antigüedad, según Ateneo en su obra “El Banquete de los Sabios”, del siglo III, fue Cigofilo, conocido como “Gran Maestro de los Huevos”, que no solo creó la tortilla, sino también el “Huevo duro” y el “Huevo pasado por agua”, pero no el “Huevo frito”.

Sin duda alguna la tortilla, en aquéllos tiempos era de sangre de liebre, cosa que suscitó una polémica teológica. La Iglesia, en el Concilio de Aquisgrán, en 917, tan radical como siempre, se pronunció sosteniendo que esa tortilla rompía el ayuno cuaresmal y el de los viernes de vigilia, ya que se consideraba el huevo parte del animal, o sea, carne, hasta que Julio III declaró en 1553, que la tortilla era un alimento válido para los días de vigilia. También hay que decir que este papa era adicto a las tortilla, pero de las de cebolla, que están buenísimas.

En cuanto a la de patatas son muchas las províncias españolas que se disputan el invento. No obstante hay quien cree que es obra del General Tomás de Zumalacárregui, cuando un día mezcló un plato de patatas fritas sobrantes con unos huevos batidos, que luego echó a la sartén. Quizás esto no sea cierto, ya que existen referencias de que en las tabernas madrileñas de mediados del siglo XVIII se servía una especie de tortilla compuesta de diversos ingredientes, entre los que formaba parte el famoso tubérculo que nuestros ancestros trajeron de América. Y ahora, créanme que lo siento, pero me voy a tapiñar una tortillita de cebolleta, que quita “Las tapaeras del sentío”. ¿Si gustan?.

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