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Un éxito de todos

En las calles de Melilla se empieza a percibir una vuelta a la rutina tras pasar página a unas Navidades marcadas por la tranquilidad y la ausencia de incidentes graves que empañaran la fiesta. Esto es mérito no sólo del dispositivo de seguridad habilitado entre la Ciudad Autónoma y la Delegación del Gobierno, sino también de una mayor concienciación ciudadana en la que, no obstante, hay que seguir incidiendo para erradicar comportamientos incívicos aislados que entorpecen la convivencia y que lamentablemente se mantienen Ayer, el día después de la festividad de Reyes, buena parte de Melilla empezó a volver a la normalidad después de más de un mes de celebraciones navideñas. No del todo, ya que los caprichos del calendario han favorecido un puente largo para algunos que llevará las vacaciones navideñas hasta el 11 de enero. Este es el caso, por ejemplo, de la comunidad educativa, en la que alumnos y profesores no tendrán que pisar las aulas hasta la semana que viene. Pero al margen de ello, en las calles de Melilla sí se empieza a percibir una vuelta a la rutina tras pasar página a unas Navidades marcadas por la tranquilidad y la ausencia de incidentes graves que empañaran la fiesta. Esto es mérito no sólo del dispositivo de seguridad habilitado entre la Ciudad Autónoma y la Delegación del Gobierno, sino también de una mayor concienciación ciudadana en la que, no obstante, hay que seguir incidiendo para erradicar comportamientos incívicos aislados que entorpecen la convivencia y que lamentablemente se mantienen a lo largo del año.
En cualquier caso, sería injusto no reconocer los pasos adelante que se van consiguiendo, y que esta Navidad se han podido apreciar en logros, por ejemplo, como el vivido en la festividad de los Santos Inocentes. El pasado 28 de diciembre no hubo que lamentar, al contrario de lo ocurrido en años anteriores, ataques contra el patrimonio de todos o servicios públicos como es el transporte urbano. Tampoco en Nochebuena y Nochevieja se dieron altercados graves como sí hubo en otras ocasiones. El mejor broche a unas Navidades ejemplares fue una Cabalgata de Reyes marcada por un éxito de afluencia de público en la que los incidentes brillaron por su ausencia para que destacara, por encima de todo, la ilusión de los niños melillenses en su gran día.
Es necesario que esa concienciación, posiblemente condicionada por unas fechas festivas y especiales como la Navidad, se mantenga a lo largo del año. Y eso es tarea de todos, pues no puede depender únicamente del esfuerzo de las administraciones públicas.

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